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Ahora el ajuste va en taxi, de a dos o tres decretos por viaje

DERROTADA LA “LEY ÓMNIBUS”


LA SEMANA POLÍTICA

SERGIO ORTIZ, 20 de Febrero de 2024


Los docentes se aprestan a luchar fuerte y precisan el apoyo popular.


SIGUE A FULL EL AJUSTE

Si alguien pensó que la derrota parlamentaria del proyecto de “ley ómnibus” el 6 de febrero iba a frenar el ajuste llevado a cabo por el gobierno de Javier Milei, ya se habrá dado cuenta que esa idea era equivocada. El ajuste sigue a full, con todo, con numerosas medidas que afectan los ingresos de la mayoría de los argentinos, mediante la inflación, aumentos de tarifas, cortes de partidas de educación, parate de la obra pública, nuevos pagos de la fraudulenta deuda externa, etc.


No toda la gente afectada lo percibe. Duele ver en algunas entrevistas televisivas en la calle a gente mayor y de otras edades, con ingresos medios o bajos, expresar que a Milei hay que darle tiempo, que el cambio exige sacrificios ahora pero después habrá un país mejor y otras gansadas propias de lo que el gran Bertolt Brecht denominó los “analfabetos políticos”. De todas maneras, aún con esas salvedades, los sondeos de opinión marcan que la imagen positiva de Milei ha comenzado a decaer.


Y es lógico teniendo en cuenta que la inflación de diciembre fue del 25,5 por ciento, disparada por su devaluación del 118 por ciento, y en enero del 20,6, aguardándose para febrero una cifra similar. Este comienzo del año ha encumbrado a Argentina en el triste podio de campeón mundial de la inflación 2024. Y este flagelo no se explica por el déficit fiscal y la emisión monetaria, como repite el dogmático neoliberal ahora instalado con sus 4 perros en Olivos. Es un fenómeno multicausal donde la clave, al menos en Argentina, es el peso desproporcionado de algunas decenas de monopolios y oligopolios que determinan los precios casi a voluntad.


En esto está más cerca de la verdad la ex vicepresidenta Cristina de Kirchner cuando en su documento de 33 páginas apuntó contra el endeudamiento externo y la falta de dólares, antes que a la emisión monetaria y el déficit fiscal. De todos modos su explicación tiene una falla fundamental: no pega sobre ese poder omnímodo de los monopolios formadores de precios. El rol de Molinos, Arcor, Ledesma, La Serenísima, Aceitera General Deheza, Bimbo, frigoríficos agrupados en ABC, La Anónima, Coto, Unilever, Procter&Gamble, Las Marías, Celusal y otros pulpos de la alimentación y servicios es lo decisivo de esos aumentos de precios que en tres meses provocaron un aumento de la pobreza fatal: 3.6 millones más de argentinos. A eso hay que sumarle los aumentos de combustibles decididos por YPF y las firmas privadas, las nuevas tarifas de colectivos, trenes y subtes presionados por demandas empresarias y el cese de subsidios estatales, donde se ve la mano criminal del FMI, el bisturí de Claudio Belocopitt (Swiss Medical) y otras grandes patronales en las cuotas de la medicina privada, los nuevos alquileres, etc.


Esos son los malos de la película, pero para el facho libertario los grandes empresarios son los héroes de la economía, que deben prosperar a costa de eliminar “el Estado delincuente” y dejar todo en manos del mercado. Se supone que al final de la historia el costo de la Canasta Familiar de 596.823 pesos para una familia tipo, y la Canasta Alimentaria de 285.561 pesos, lejos de los bolsillos de mayorías, tendrán que abrir los ojos de éstas, aunque siempre quedarán algunos como los aludidos por Brecht.


OTRO PARO GENERAL

El gobierno presume de un logro polémico: en enero no hubo déficit fiscal. No tuvo “rojo” fiscal porque derramó sangre roja, de los salarios y jubilaciones atrasadas, con la comida interrumpida a los 50.000 comedores populares, con la supresión del Fondo Compensador del Interior que llevó el boleto de colectivo a mil pesos en varias provincias (el subte de CABA a 574 pesos en abril y 757 en junio, un aumento del 505 por ciento). El freno total a la obra pública ha puesto en vías de extinción a 130.000 puestos en la Construcción.


También se metió con un rubro estratégico como la Educación, al negar que la Nación tuviera algo que ver con la paritaria nacional docente. No giró el Fondo del Incentivo Docente (Fonid), que supone entre el 10 y el 15 por ciento del haber de los maestros, ni el Fondo de Compensación Salarial Docente, que compensa a provincias que no cubren el salario mínimo docente, hoy de 250.000 pesos. Esto puso a la docencia en pie de lucha, planteándose el no inicio de clases, para lo que debería unir a los padres de los alumnos, para evitar que les pongan una medianera. Como ese no inicio de clases sería un duro conflicto en los 24 distritos, los propios gobernadores, que venían maltratados por el Ejecutivo, también presionan por esos Fondos Nacionales. Succionar los calcetines de Milei no les dio buenos resultados...


El presidente está analizando con Luis Caputo y Federico Sturzenegger, ministro sin cartera, cómo canalizar todo el plan de ajuste contenido en la frustrada “ley ómnibus” y el DNU 70/2023, este último con respirador artificial en el Senado de Victoria Villarruel. La idea es hacerlo con decretos comunes, otros de Necesidad y Urgencia, y algunos con leyes; están viendo de formar un interbloque con el PRO macrista, para que esas leyes tengan alguna chance se salir. También han recurrido a la Corte Suprema, vía los abogados de la Procuración del Tesoro Nacional, de la momia menemista Rodolfo Barra, ante el fallo de la Cámara que dio la razón a la CGT y frenó los artículos del DNU que habilitaban una reforma antilaboral.


Apremiados por el FMI, se entiende la negativa a mejorar el Salario Mínimo, Vital y Móvil. Hubo una reunión donde la Unión Industrial “Argentina” ofreció un “aumento” del 18,8 por ciento para marzo, cuando la inflación de diciembre y enero, sumadas, fue del 50,1 por ciento y en febrero se estima otro 20. La CGT llegó con un pedido de aumento del 85 por ciento, que la entidad de Daniel Funes de Rioja y el ministerio de Trabajo (léase del Capital), rechazaron de plano. Ahora el gobierno dispuso, de forma unilateral, una suba del 30 por ciento en dos cuotas, que llevará ese salario mínimo a 202.800 pesos en marzo, o sea 76.761 menos que la línea de indigencia para una familia tipo.


Por otro lado quieren modificar las obras sociales sindicales, con varias reformas reaccionarias. Por ejemplo, que los remedios especialmente costosos para tratamientos complejos sean pagados por los gremios sin subsidio estatal. Y que los afiliados de las obras sociales puedan salirse no sólo para emigrar a otra similar sino también a las de medicina privada, por caso OSDE o Swiss Medical de Claudio Belocopitt.


Cómo serán de graves estos hechos que el cosecretario general de la CGT, el más que moderado Héctor Daer, dijo el 17/2 que está madurando la posibilidad de un nuevo paro general. Hay conflictos en muchos gremios, cuyos tiempos no son los de Daer ni Azopardo 802, de modo que el paro general es una crónica anunciada de marzo. Además están las movilizaciones del 24 de ese mes que siempre llenan las calles del país en repudio a la dictadura militar-cívica y en homenaje a los 30.000 desaparecidos. Y este año volverán a producirse, con más unidad que antes, mal que les pese a la negacionista Villarruel, a sus amigos genocidas y al “Protocolo Antipiquetes” de Patricia Bullrich.




El Plan Motosierra está a full.


UNA NUEVA DIRECCIÓN POLÍTICA

La historia no se repite. A lo sumo una vez es tragedia y otra comedia, como sentenciaba Carlos Marx. Con esa advertencia se puede traer a colación los parecidos con la crisis de diciembre de 2001, donde hay muchos apellidos diferentes aunque algunos son los mismos, como el de Bullrich, Sturzenegger, Unión Industrial y sobre todo el pope de todos, el Fondo Monetario Internacional.


Entre capital e intereses Argentina tendrá que pagar este año al Fondo 7.285 millones de dólares. En los próximos diez años, de acuerdo a la nefasta reprogramación aprobada por el gobierno del Frente de Todos en marzo de 2022, cuando aún no se había bautizado Unión por la Patria, y con el voto favorable del macrismo de Juntos por el Cambio, la factura es impagable: 16.261 millones de dólares en intereses y 39.990 millones de capital. Además de su origen espurio, en particular de la deuda contraída en 2018 por Mauricio Macri con el Fondo, pagarla en estos términos impone sacrificios extraordinarios a la población, como se advierte en la motosierra de Milei serruchando el gasto y la inversión pública. Otra consecuencia nefasta es que para conseguir dólares multiplica el perfil agroexportador, mineral y extractivista de una economía que sigue siendo capitalista dependiente pero cada vez más semicolonial, por el predominio de esas actividades y el peso de las multinacionales y bancos.


Se mencionaban algunos parecidos entre la Argentina de hoy y la que explotó a finales de 2001, eyectando de la Casa Rosada a Fernando De la Rúa. Los niveles de endeudamiento, pobreza y hambre, alta inflación y creciente recesión, protestas sociales, afectación de la clase media con la incautación de sus ahorros, bronca con los políticos tradicionales, etc, dan aires de un cierto deja vú. De todas maneras, deseando que haya un nuevo Argentinazo para salir de la crisis y la pobreza que ya afecta a 27 millones de argentinos, habría que focalizarse aportar a la construcción de una nueva dirección política.


Es que el “nuevo” Milei ha mostrado en dos meses que es un fascista integrante de la casta, con acuerdos con la vieja derecha macrista y los grupos empresariales de siempre, de los que vivió décadas (Aeropuertos Argentina 2000, de su ex patrón Eduardo Eurnekian). El delirante se reunirá en estos días con Antony Blinken, secretario de Estado yanqui, y luego viajará a EE UU a una conferencia de líderes conservadores y derechistas, entre ellos Donald Trump. Y viene de visitar Israel y reunirse con genocidas como Benjamin Netanyahu. Si este delirante ganó el balotaje hubo varias razones pero subrayo una: la defraudación que provocó el peronismo en todos sus matices, Alberto Fernández, Sergio Massa y también Cristina de Kirchner.


En su último escrito, la ex vicepresidenta cuestiona bien el ajuste de Milei y el endeudamiento externo, aunque sin autocriticar su rol oportunista en la aprobación parlamentaria del endeudamiento con el Fondo, en 2022.

Como señalamos al principio, CFK no cuestiona el rol nefasto de los monopolios. No lo hace en cuanto al manejo de los precios y la altísima inflación, pero tampoco en el tema que ella objeta de la falta de divisas. El economista Horacio Rovelli hace un filosa crítica al respecto: “el Gobierno del Frente de Todos, a lo largo de cuatro años, le vendió a precio oficial 28.240 millones de dólares de las reservas internacionales del BCRA a grandes empresas supuesta o realmente endeudadas para que cumplan con sus compromisos en el exterior. Y que incluso desde agosto de 2022 acordó con parte de esas empresas, que son importadoras (armadurías de Tierra de Fuego, automotrices, etc.), para no frenar el nivel de actividad, que traigan de afuera lo que quieran, sin controlar a qué precio ni si se podía producir acá, que se les iba a reconocer esa deuda en divisas”. (“Para qué”. El Cohete a la luna. 18/2).


Lo peor es que en ese escrito, en un lenguaje indirecto, Cristina sugiere un camino aún más a la derecha que el recorrido entre 2019 y 2023 y que terminó en desastre. El párrafo clave es éste: “Esto no significa negar la necesidad de una revisión de este modelo, que nos permita profundizar el sesgo exportador, plantear una ineludible actualización laboral o contemplar la creación o transformación de empresas bajo la forma de una asociación pública y privada virtuosa, como se hizo con YPF antes de su desnacionalización”.

En concreto: exportar más, con las consiguientes ganancias de los monopolios agroexportadores, mineros y automotrices; revisar los convenios laborales para achatar conquistas obreras, en línea general con la UIA; y reprivatizar una parte de las 41 empresas estatales, dando lugar a monopolios nacionales y extranjeros.


Esta es la Cristina de carne y hueso, no la estadista genial que imaginan muchos de sus seguidores, incluido el fundador del Cohete a la Luna. Con esa dirección política no se llegará no digamos a la Luna sino ni siquiera a la esquina. Hay que construir entre todos y todas una nueva fuerza política antiimperialista, popular y antifascista, para derrotar el ajuste y volver al futuro de diciembre de 2001 y si es posible, hacerlo mejor.

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