LA SEMANA POLÍTICA
SERGIO ORTIZ 19 de Septiembre de 2023
Milei miente porque hace creer que con la dolarización los asalariados van a cobrar sus actuales sueldos de pesos en dólares.
EN ÉPOCA DE ELECCIONES MIENTEN DE LO LINDO
Se nota mucho que el 13 de agosto hubo primarias, PASO, y que el 22 de octubre serán las presidenciales. Y si llega a ser necesaria una segunda vuelta, el 19 de noviembre será ese balotaje. Argentina está en un clima de máximo electoralismo, no por interés de los votantes sino por el funcionamiento de las instituciones y el consabido apetito de los partidos del sistema capitalista dependiente y otros que sin serlo son parte incorporada.
¿Y qué hacen los que conforman la coalición gobernante disimulada bajo el nombre de Unión por la Patria (UxP), como los de derecha y ultraderecha que quieren desbancarlo, Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza? Compiten a ver quién hace mayores promesas al electorado, una mezcolanza de módicos “planes platita” desde el gobierno. Y de supuestas mejorías económicas que traerían la dolarización, baja de impuestos a las empresas y achicamiento del gasto público, por el lado de los aspirantes opositores a entrar a la Casa Rosada saludando a los Granaderos.
En soledad, la candidata de izquierda, Myriam Bregman, del FITU, sigue denunciando el vasallaje con el FMI, proponiendo la rebaja de horas de trabajo sin disminución de salario para crear un millón de empleos, que los jueces sean elegidos por el voto popular y ganen igual que un obrero calificado o un docente, contra el negacionismo de la derecha y ultraderecha, etc. Sin embargo el corrimiento a la derecha de estas elecciones, predeterminado por la claudicación del gobierno que se presentó como “progresista” y el hastío de sectores populares desgarrados por la crisis, le dejó la mesa servida a la derecha e incluso a fascistas como Javier Milei y Victoria Villarruel.
No hay determinismo. Por eso ante la peor crisis económica en décadas, los partidos que juntaron más votos en las PASO son los responsables o corresponsables de ese desastre. La bestia de Milei, repitiendo sus barbaridades sobre el ajuste con un “plan motosierra”. Patricia Bullrich queriendo abrirse a las patadas un lugar para la segunda vuelta, con su propuesta de un plan sustentable (léase ajuste) y orden (léase represión). Y Sergio Massa, ministro de Economía, con un “plan platita” acotado tiene aún chances de entrar al balotaje.
ECONOMÍA Y PUEBLO DEVASTADOS
Este desastre económico-social viene de tiempo atrás, y para no irnos muy atrás en la historia, digamos que los destrozos mayores los hizo la gestión macrista. En 2015-2019 hubo un endeudamiento feroz con el FMI por más de 45.500 millones de dólares y la subsiguiente fuga de 86.200 millones, según el informe del Banco Central de mayo de 2020. Hubo cierres de 25.000 Pymes y comercios, con un aumento del desempleo y una caída de varios puntos de los salarios y jubilaciones. Los grupos concentrados y bancos hacían sus negocios. Y más si eran de la familia de sangre o la familia política del multiprocesado Mauricio Macri, invicto en condenas pese a causas como las del Correo Argentino, parques eólicos, espionaje ilegal, Autopistas, etc.
Por eso el ingeniero del PRO y Cambiemos cayó sin segunda vuelta en 2019, fulminado por una mayoría que le había picado el boleto de empresario corrupto, endeudador y fugador serial. Cuesta creer que la actual candidata de ese espacio, Bullrich, su ministra de Seguridad en esos años, concite expectativas para una eventual vuelta a Balcarce 50. ¿Tanta falta de memoria padecen tantos argentinos? Esa amnesia no es total, porque en las PASO de agosto entre los dos candidatos macristas sacaron el 28 por ciento de los votos y perdieron 4,5 millones respecto al comicio anterior. Eso fue positivo, pero el drama es que una parte de esos sufragios, y también de los 6 millones perdidos por el peronismo, fueron para un candidato aún peor que Bullrich: el neofascista de LLA, de buenas relaciones políticas y personales con Macri.
El que alimentó a ambas formaciones opositores y propició su crecimiento electoral fue el actual gobierno. Decepcionó al pueblo y su base electoral, al incumplir la mayoría de las promesas de 2019. Por ejemplo, lejos de investigar la deuda externa fraudulenta de Macri, firmó en marzo de 2022 el acuerdo con el FMI para volver a endeudarse e ir pagando esa deuda infame. Lo hizo previo acuerdo general en Diputados, entre el oficialismo y el macrismo, con Massa presidiendo esa Cámara y propiciando tal capitulación.
El cogobierno fondomonetarista fue una máquina de ajustar salarios y jubilaciones, aumentar tarifas, retrasar y achicar el gasto público, contemplar impasible cómo los monopolios aumentaban los precios de alimentos, medicamentos, combustibles, etc. Como si eso fuera poco, ya con Massa en Economía, concedió 4 dólar soja y 1 dólar agro, devaluó el peso y el dólar blue subió hasta rozar 800 pesos (Alberto Fernández lo recibió en 60 pesos) y los precios se fueron a las nubes.
El 13 de septiembre el INDEC difundió el índice de inflación de agosto, el 12,4 por ciento, lo que llevó al 80,2 el de los ocho meses del año y a 124,4 el anualizado. Con esos números frescos, la Canasta Básica Total o línea de pobreza subió a 284.686 pesos y la Canasta Básica Alimentaria o línea de indigencia a 130.590 pesos. Esa es la realidad contra la que chocan y se destrozan, por más que algunos no lo noten, las promesas electorales de los tres candidatos de la derecha, ultraderecha y fascismo (Massa, Bullrich y Milei, respectivamente).
MANDAN EL FMI Y LOS MONOPOLIOS
La entidad dirigida por Kristalina Georgieva -con órdenes supremas de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen – y los monopolios y bancos extranjeros y nacionales tienen “la sartén por el mango”. Un dato de dolor, no de color, es que la deuda pública externa alcanzó 405.594 millones de dólares al 16 de agosto pasado. De los 7.500 millones de dólares desembolsados por el FMI una semana después, la mayor parte fue reembolsada a la entidad y también cubrió los adelantos de CAF y fondos de Qatar. En noviembre habrá que pagar otros 700 millones y en diciembre 917 millones, cuando no se sabe si habrá nuevos desembolsos desde Washington.
La duda nace de la política y de los números: el directorio y el staff del Fondo esperan que venga un nuevo gobierno más jugado por el ajuste y el pago de la deuda. Eso en política. Y difícilmente habrá más giros si, como suponen, el “plan platita” de Massa incumple con la meta del déficit fiscal de 1,9. Eso en números.
El ministro y candidato vino anunciando medidas en onda electoral, para remontar un panorama difícil por lo visto en las PASO y elecciones provinciales. JxC tuvo dos nuevas victorias provinciales, en Santa Fe y el domingo pasado en Chaco, desbancando al peronismo que parecía eterno en esos distritos. Esa oposición ha triunfado en 6 provincias y puede que sume más, porque lucen casi seguras como suyas Ciudad de Buenos Aires, Mendoza y Corrientes.
Dejando constancia de esa esencia electoralista, y no sensibilidad social, cabe reconocer que Massa agarró la lapicera, firmando varias medidas de un sentido objetivamente positivo, aunque limitado. Es positivo subir el piso del mínimo no imponible al impuesto de las ganancias de la cuarta categoría a los sueldos de trabajadores inferiores a 1.7 millones de pesos mensuales. También lo es dar dos sumas fijas de 30.000 pesos a los trabajadores que cobren menos de 700.000, y dar tres cuotas de 35.000 pesos a los jubilados que ganan hasta la mínima (aumentó esa cifra en 10.000 pesos por “refuerzo alimentario”). Luego anunció la devolución del IVA en compras de alimentos y productos de limpieza con tarjeta de débito a trabajadores y jubilados con un tope de 18.800 pesos mensuales.
Esas medidas son favorables a la población. Llegan muy tarde, son electoralistas y tienen severos límites porque 14 gobernadores, muchos intendentes y empresarios han advertido que no abonarán los 60.000 pesos en dos cuotas a sus empleados.
Aunque sean anuncios de una tibieza casi fría, vista la calentura de la crisis y las necesidades populares, el FMI no está muy contento porque el déficit fiscal de 1,9 para este año será desbordado. Según algunos economistas, con esos anuncios, la cifra del “rojo” fiscal superará el 3 por ciento. Si es así la entidad no haría nuevos desembolsos. Y directamente y también por medio de los políticos opositores, empresarios, economistas y medios de comunicación que se reportan a Washington DC, presionará en contra de tal “despilfarro”, favoreciendo más desestabilización financiera y política en nuestro país.
La Asamblea Empresaria Argentina (AEA), en sintonía fina, con popes como Paolo Rocca, Luis Pagani, Héctor Magnetto y otros monopolistas, ya emitió en marzo un documento de 12 puntos. Reclamaba por el derecho a propiedad y rentabilidad de sus empresas, la libertad de fijar precios, la baja de la presión impositiva, etc.
El alivio massista deja mucha incertidumbre en el pueblo trabajador. Si Massa mantiene sus paliativos, éstos se pueden diluir por nuevos saltos inflacionarios y/o por la negativa de gobernadores y empresas a pagarlas. Si Massa retrocede, no habrán esos “genioles” y él habrá perdido anticipadamente la elección, creciendo el peligro derechista y fascista.
Casi todo lo que haga o diga Massa es dudoso. Envió al Congreso el Presupuesto Nacional 2024 tan dibujado como el anterior. Fijó la meta de crecimiento del 2,5 por ciento del PBI (el año pasado pronosticó más, pero será negativo en 3 por ciento), una inflación del 70 por ciento (en el anterior dibujó el 60 y terminaremos cerca del 140 por ciento). En una separata, por fuera de la letra oficial, enumeró medidas para aumentar la recaudación, en base al cese de exenciones impositivas a las empresas. Eso no tendrá ni siquiera el voto favorable de toda la bancada oficialista, que no quiere pelearse con los círculos empresariales. Desea seguir gobernando con la tolerancia del “Círculo Rojo” monopolista. Obvio que la derecha en el Congreso tirará a la basura esos papeles de la separata.
Massa es de derecha, ajustador y amigo de la Embassy. Aunque muchos votantes no lo registren, Bullrich y Milei son mucho peores. Un último dato lo ilustra. El fascista dijo que rompería con Brasil y China, que se opone a cualquier trato con los comunistas chinos, etc. Sin embargo, al tratar de justificar los dichos pro ingleses de su candidata Diana Mondino respecto a Malvinas, (“hay que reconocer los derechos de los kelpers”), Milei declaró que negociaría con Londres, “como China hizo por Hong Kong”.
China logró en 1997 la devolución de ese territorio robado por la corona británica tras la Guerra del Opio porque desde 1949 tiene un estado socialista fuerte, con gasto público y dirección estatal, un Ejército Popular de Liberación, su moneda nacional yuan y todo bajo la dirección única del Partido Comunista de China. O sea, la antítesis del delirante facho libertario.
En octubre la “rusa” Bregman expresará un voto minoritario, de quienes valoran sus ideales y el compromiso, que repudian a la ultraderecha y el fascismo, pero no están dispuestos a tragar batracios del tamaño Massa. Lamentablemente en estos tiempos de confusión política-electoral, mucha gente, en vez de apuntar al blanco correcto, o sea los causantes de sus dramas, termina gatillando a sus propios pies.
Y en noviembre ¿Que vota ud. camarrada Sergio Ortiz? Pregunta de una compañera peronista que votó a Massa en las Paso y lo seguirá votando porque además de peronista idolatra a Cristina.
Ana Costantini
Sergio, como te lo he manifestado, estoy harto de la MENTIRA. De los que hacen algo para palear la miseria que ellos mismos han provocado, (recordemos quien fue a Davos con Macri), converso de la politica, los que pretenden gestionar para sus patrones internacionales y los CEOS nacionales que lo representan, los indiferentes suerte de amebas sociales que nada hacen, y aquellos que sabiendo que no pueden hacer nada levantan banderas y pregonan lo imposible...estoy HARTO DE MENTIRAS...