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Mauricio Macri más escrachado, pero Alberto Fernández sigue en silencio

A propósito de las revelaciones de Horacio Verbitsky.



SERGIO ORTIZ

17 de febrero de 2022


GRACIAS VERBITSKY

La columna de Horacio Verbitsky el domingo 13 se ha ganado un lugar relevante entre las contribuciones políticas que su autor ha hecho a lo largo de su dilatada y a veces polémica trayectoria periodística. Es que tuvo el gran mérito de sacar a la superficie una operación militar y política de las Fuerzas Armadas “Argentinas” concebida contra un país hermano, como Venezuela, a instancias del Comando Sur de los Estados Unidos.


¿Acaso la nota de El Cohete a la Luna trajo a la luz alguna operación de la vieja época, tipo “Plan Cóndor” de los años ‘70, de cuando el Pentágono y la CIA trenzaban con las dictaduras militares y cívicas de Latinoamérica sus planes intervencionistas y de práctica del terrorismo de Estado? No. Aunque con frondosas raíces en ese pasado más o menos inmediato, lo revelado el domingo 13 ocurrió mucho más acá en el tiempo, entre abril y julio de 2019, hace menos de tres años. En ese aspecto es de una actualidad muy preocupante, al punto que el responsable militar del “Operativo Puma” contra Venezuela, el general Juan Martín Paleo, es hasta hoy el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Fue premiado con ese ascenso y máximo cargo castrense en marzo de 2020 por el actual gobierno de Alberto Fernández. Más actual no se consigue…


La denuncia periodística, basada en datos precisos, croquis y demás elementos aparentemente surgidos de fuentes de Inteligencia del Ejército Argentino, alertó que en aquel lapso del año 2019 se realizaron siete ejercicios militares en la Guarnición de Campo de Mayo, Buenos Aires. Los hizo la Fuerza de Despliegue Rápido comandada por el general Paleo, en coordinación “con la brigada de paracaidistas de Córdoba, la Brigada Mecanizada X de La Pampa y los comandos de la Fuerza de Operaciones Especiales, también de Córdoba. Incluyó además coordinación con unidades de la Armada y de la Fuerza Aérea”.


Aquella Fuerza en ejercicios habría estado integrada por 541 efectivos, que -aduciendo “razones humanitarias” – iban a ser parte de una invasión a Venezuela. El inicio de “Puma” se produjo dos semanas antes de que el “presidente encargado” Juan Guaidó, “encargado” por los EE UU, impulsara un golpe de Estado en Venezuela junto con una fracción menor de los militares de ese país, buscando derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. No lo consiguieron porque la mayoría de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana fundada por Hugo Chávez se mantuvo fiel al proceso bolivariano y a la legalidad, en apoyo al gobierno constitucional. A lo sumo pudieron levantar durante un breve lapso un par de unidades militares y liberar al político guarimbero juzgado y condenado por actos de terrorismo, Leopoldo López, quien logró asilarse en la embajada de España en Caracas y luego beneficiarse con el asilo en Madrid.


Pero el gobierno venezolano sorteó ese golpe de Estado, intentos de asesinato del presidente, invasiones desde el mar y desde la vecina Colombia, todos ellos organizados, pagados e inspirados por la administración de Donald Trump, con participación de gobiernos integrantes del “Cartel de Lima”, Mauricio Macri entre otros.


El magnate neonazi quería sacarse de encima a un gobierno muy molesto como el del Palacio de Miraflores. Y también, ya que estaba, apropiarse del crudo venezolano de la empresa estatal PDVSA, que tiene las reservas comprobadas más copiosas del planeta, incluso mayores que las de Arabia Saudita.


El aporte periodístico de Verbitsky fue magnífico. Por eso digo “Gracias Verbitsky”. Deberían reflexionarlo los críticos del director de El Cohete a la Luna que no pierden oportunidad para criticarlo por cualquier cosa que escriba o haga, e incluso calumniarlo con que era o es un “servicio” de una potencia extranjera o de tal o cual fuerza militar. Como en esta denuncia tuvo fuentes secretas, esos idiotas podrían usar ese gastado argumento de “servicio” otra vez. Por mi parte lo reitero, “gracias HV”.


MACRI LO HIZO

Semejante operativo de agresión contra un país hermano no podía resolverlo per se el general Paleo (Verbitsky lo llama Paleo-lítico) sin la orden de sus superiores, entre otros el entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, general Bari Sosa, de lazos políticos y familiares con el terrorismo de Estado de tiempos del dictador Jorge Rafael Videla.


El ministro de Defensa de Macri, Oscar “Milico” Aguad, también tuvo responsabilidades políticas, porque correspondían a su área ministerial específica. Igual Jorge Faurie como canciller actuante dentro de la cloaca proestadounidense del Cartel de Lima y la OEA de Luis Almagro, otro subordinado total a las órdenes de Trump y el Departamento de Estado.


El presidente Macri estaba jugado a la obediencia a su amigo Trump, quien en 2018 había interpuesto su voto decisivo en el board del FMI para que le concedieran un préstamo de hasta 57.000 millones de dólares. Era para usar en la fuga de capitales, para beneficio de bancos y grupos multinacionales, y para financiar la reelección del hombre de amarillo en 2019. Ese operativo reelección fracasó como el “Operativo Puma”, pero no es casual que al año siguiente del crédito fondomonetarista el gobierno del PRO-Cambiemos se embarcara tan entusiasta en el apoyo al golpista Guaidó y la invasión de Venezuela.


Macri reconoció a Guaidó como presidente y admitió a su representante Elisa Trotta, ex funcionaria de María Eugenia Vidal, como nueva embajadora en nuestro país. Trotta no pudo asumir en la legación diplomática por resistencia de los funcionarios y empleados bolivarianos y la solidaridad de movimientos populares argentinos.


Para Macri, Iván Duque, Sebastián Piñera, Jair Bolsonaro, Lenin Moreno y demás alineados en el Cartel de Lima, lo más urgente era sacar de Miraflores a Maduro, con violencia criminal y de la mano de Washington, vistiendo el ropaje “de ayuda humanitaria” que se cuelgan en sus fiestas de disfraces.


En abril-julio de 2019 estuvo el “operativo Puma” y en noviembre llegó el turno de la ayuda política y militar al golpe de Estado en Bolivia contra Evo Morales y Álvaro García Linera. Miles de cartuchos, balas, gases lacrimógenos, etc, fueron enviados ilegalmente allá y llevados por Gendarmería, empleados por la golpista Jeanine Áñez para reprimir brutalmente a su pueblo, con decenas de muertos, centenares de heridos, presos políticos y muchas violaciones a los derechos humanos. La administración Macri fue responsable del contrabando de armas y de ese crimen de lesa americanidad.


La política macrista era de alegre dependencia del imperialismo norteamericano. En todas sus esferas, desde la Casa Blanca hasta el FMI, desde el Departamento de Estado hasta la OEA, desde la embajada en Palermo hasta la Cámara de Comercio Americana (AmCham), desde el Comando Sur hasta el “Operativo Puma”.


Estos vínculos de dependencia son reales. La Fuerza de Despliegue Rápido se creó en 2018 a pedido del Comando Sur y su jefe de entonces, el almirante Craig Faller, acatado por Macri-Aguad. El uso de dicha Fuerza para invadir Venezuela desde Colombia fue solicitado por Faller y su comando, y aceptado en 2019 de buen grado por las autoridades gubernamentales y los jefes militares. Al igual que Faller, en la Casa Rosada y en Campo de Mayo estaban convencidos que había que derrocar al gobierno de Venezuela, para poner coto al despliegue de Rusia, China e Irán en nuestra región, luchar supuestamente contra el narcotráfico, la corrupción y las violaciones a los DDHH que aquellos tres países generaban en la región por medio de Cuba, Venezuela, la Bolivia del MAS y Nicaragua sandinista.


DECÍ ALGO, ALVERSO

Está terminando la semana posterior a la publicación de El Cohete a la Luna y el presidente argentino sigue haciendo mutis por el foro. Esto, a pesar que su colega Maduro y la cancillería venezolana han expresado públicamente su pedido de que el gobierno del Frente de Todos investigue a fondo lo sucedido en 2019.


Alberto Fernández no dice “esta boca es mía”. No quiere alterar en lo más mínimo la relación con la Casa Blanca, tutor del Comando Sur, toda vez que está implorando su ayuda para firmar un acuerdo, vergonzozo al fin de cuentas, con el FMI, por el crédito fraudulento a Macri hace cuatro años.


Otro motivo de mudez presidencial es que ha tenido políticas cercanas a Washington en relación a Venezuela, votando en el Consejo de los DDHH de la ONU los informes hipercríticos de Michelle Bachelet sobre supuestas violaciones a esos derechos, crímenes y torturas atribuidos al gobierno de Maduro. Fernández no quiere salir en defensa de Miraflores, del que es un crítico socialdemócrata.


En eso, además de una política errónea, resulta un desagradecido. Millones de argentinos recordamos la ayuda que los gobiernos chavistas dieron a Argentina en tiempos de Néstor Kirchner: comprando bonos de la deuda argentina, apoyando la reactivación de Astilleros Río Santiago y defendiendo a Sancor. Además del apoyo político a la cruzada latinoamericana de 2005 contra el ALCA de George W. Bush, más la apoyatura ferviente a la causa de Malvinas argentinas. Todo eso parece olvidar Fernández.


El “Operativo Puma” dejó en offside al gobierno de AF pues, según se desprende de la nota de Verbitskiy, el ministro de Defensa que asumió en diciembre de 2019, Agustín Rossi, interrogó al general Paleo sobre la documentación encontrada sobre el asunto. Y el general mintió con que era un simulacro de defensa para la Cumbre del G-20 en Buenos Aires, pero ese evento tuvo lugar en 2018 y el “Puma” entre abril y julio del año siguiente.


Paleo-lítico mintió alevosamente a Rossi y al gobierno recién asumido, que no obstante eso lo premió con un ascenso a jefe de Estado Mayor Conjunto en marzo del 2020. Ahora el reemplazante de Rossi, Jorge Taiana, ante el escándalo revelado el domingo, dijo que investigaría lo sucedido. Muy tarde. Y sin autocrítica, cuando fue un gravísimo acto de la administración Macri del que ese ministerio tuvo noticias en diciembre de 2019, a diferencia de los argentinos de a pie que nos enteramos esta semana por Verbitsky.


El silencio fernandista es tan espeso como el de Clarín, Desinfobae y Gaceta Ganadera: ni una línea sobre este asunto tan grave que implica a Macri y la “mayor democracia del mundo”. Mientras Paleo entrenaba a 541 oficiales, ellos publicaban 541 editoriales y tapas contra Maduro.


El problema de fondo que tiene la aburguesada democracia argentina es su dependencia del FMI y Washington, que el acuerdo en ciernes patentiza en forma brutal. Y como parte del mismo problema, la dependencia de nuestro país al Comando Sur yanqui, cuyo jefe de entonces, Faller, vino en abril de 2021 a Buenos Aires y Ushuaia a entregar unos módicos donativos por 3.5 millones de dólares por el COVID-19 y fue recibido como un gran amigo por Rossi y la ministra Carla Vizzotti.


Triple drama: acuerdos con el FMI, dependencia del Comando Sur (EEUU tiene 625 bases militares en todo el mundo, el número real sería 800) y militares tan poco sanmartinianos como Paleo. El gobierno rechaza las posibles soluciones: romper con el Fondo, cortar con el Comando Sur y retirar a Paleo y toda la runfla pentagonista.


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