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Se sacan los ojos en un todos contra todos, todas y todes




Los indigentes duermen en los cajeros automáticos


LA SEMANA POLÍTICA

PARTIDOS GRANDES NO SE OCUPAN DE LOS DRAMAS DE LA GENTE


SERGIO ORTIZ. 8 de junio de 2023


DE ESTOS PROBLEMAS NO SE OCUPAN

La Argentina se está incendiando, pero los políticos de los tres partidos patronales más importantes (peronismo, macrismo y facho-libertarios) no se calientan de los dramas de la gente. O peor aún, Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza hacen propuestas que avivarían el fuego, con mayor pérdida de los pocos ingresos de las mayorías y menos libertades democráticas. Un espectáculo tripartito lamentable. Esas cúpulas pelean -no bailan – en la cubierta del Titanic, cuando el agua entra como correntada en los camarotes.

Lo importante no son esas peleas de conventillo dentro del Frente de Todos ni entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, ni entre Javier Milei y el resto de lo que este fascista llama “casta”.


Lo que importa son las maltrechas condiciones de vida de millones de argentinos, en especial del 40 por ciento pobre de la población. El 14 de junio el INDEC dará a conocer el índice de inflación de mayo y como mínimo será un 8 por ciento, con lo que anualizada será del 120 por ciento. Y eso dejará un tendal de gente pobre, multiplicándola en un polo de la sociedad argentina, en tanto en el sector opuesto aumentará las ganancias de los monopolios y bancos. Es simultáneo: muy pobres y muy ricos, en las dos Argentina. De un lado los que viven en situación de calle y duermen dentro de los cajeros automáticos de Buenos Aires, acurrucados por el frío. Y del otro los gerentes y CEOs de aquellas empresas que aumentaron sus beneficios de por sí extraordinarios, entre otros Arcor, Techint, Pampa Energía, Banco Santander, Panamerican, Banco Galicia, Cargill, Mercado Libre, Molinos y muchos más.


No toman medidas para solucionar esos dramas y encima se burlan de las víctimas y estigmatizan, como hizo Jorge Macri, ministro del gobierno de Rodríguez Larreta en CABA y aspirante del PRO a sucederlo. Dijo que quienes van a dormir a los cajeros automáticos de adueñan del espacio público y allí tienen “un mono ambiente”. Si este millonario primo de Mauricio ganara las elecciones en ese distrito sacará a esos indigentes con la policía.


Es la misma lógica capitalista con la que en varias provincias se han impulsado leyes para penalizar las movilizaciones populares. Prohibido manifestar y cortar calles. Eso sería delito. Y el que más lejos llegó es Gustavo Sáenz, de Salta, hombre de Sergio Massa, que convirtió en ley ese estatuto antipiquetes. En Córdoba las bancadas de Juan Schiaretti y la oposición han presentado iniciativas semejantes. En eso no hay grieta. Peronistas y macristas coinciden en reprimir las justas movilizaciones sociales que reclaman derechos.


¿No hay perspectivas de mejoramiento de la situación social? No. A pesar de los vaticinios súper optimistas del presidente Alberto Fernández y su vocera de prensa Gabriela Cerutti. Los datos económicos los desmienten. El Banco Mundial actualizó su mal pronóstico para Argentina 2023: el PBI caerá al menos 2 puntos. Como en enero había previsto un crecimiento de 2 puntos, quiere decir que en su nueva lectura lo bajó cuatro puntos. Lo dice el Banco Mundial, no la Unidad Piquetera.


En condiciones tan dramáticas, la pelea de todos contra todos, todas y todes, de las variopintas dirigencias políticas, resulta más horrible y vergonzosa.


LA CULPA NO ES DEL CLIMA

La excusa del gobierno ante la crisis económica es echarle la culpa a la sequía. El problema es real, de una gravedad mayor a las similares de los últimos 90 años, pero es simplista y en consecuencia falsa, la explicación de que la sequía es la culpable principal. En los últimos tres años la balanza comercial argentina tuvo un saldo positivo de 32.000 millones de dólares. Y ese bien pudo ser un colchón para aguantar ese problema pasajero de sequía. ¿Adónde fueron esas divisas? Al festival de importaciones, para que los monopolios compraran divisas a precio barato oficial supuestamente para pagar sus compras o pagar sus deudas externas. En realidad esas compras y deudas eran trianguladas, en parte con firmas del mismo grupo económico, o estaban infladas.


En 2018 el gobierno de Mauricio Macri recibió un crédito del FMI por 45.000 millones de dólares (el total era por 57.000 millones pero el tramo final no fue efectivizado). ¿Dónde fueron esos dólares? A la fuga de capitales de multinacionales, monopolios y empresarios amigos de ese gobierno. Y lo peor fue que el actual gobierno de los Fernández y Massa reconoció esa deuda fraudulenta y comenzó a pagarla.


La culpa entonces no es del clima sino de un modelo favorable a los monopolios, que tuvo su clímax con el gobierno neoliberal anterior que continuó, con matices, el FDT. Un estudio de los economistas Basualdo y Manzanelli, indicó que el porcentaje de los salarios en el PBI era del 51,8 en el año 2015 y que bajó al 43,6 en 2022. Esto en plata serían unos 87.800 millones de dólares a precio oficial, según publicó el profesor Horacio Rovelli.


Frente a estas realidades lo lógico sería que el mundillo político debatiera propuestas relativas a aumentar el empleo, gravar con mayores retenciones a los exportadores, controlar el comercio exterior, limitar las ganancias extraordinarias de los bancos y sobre todo cortar el nudo gordiano de la deuda externa, acabando con el ajuste del cogobierno con el FMI. En ese ámbito hay mucho por debatir y sobre todo por hacer, con variadas propuestas. Por ejemplo, de mínima que el Estado use parte de los 11 billones de pesos de Leliq inmovilizadas en los bancos para un plan de reactivación de la obra pública. O bien, de máxima, estatizar la banca como preconizaban los históricos programas obreros de los ‘50 y ‘60 de La Falda, Huerta Grande y la CGT de los Argentinos.


Esa obra pública para construir viviendas sociales destinadas a las mayoría que hoy no tiene cómo pagar un alquiler o peor aún debe vivir en la calle, también aumentaría el empleo con ingresos dignos. Eso puede complementarse, mientras tanto, con el recorte y disminución de la jornada laboral y la redistribución de las horas de trabajo, para crear más empleos, sin afectar el salario.


El problema es que los partidos que reivindican programas de este tipo no van a ganar las elecciones de este año. Son propuestas del Frente de los Trabajadores-Unidad, el Partido de la Liberación, Patria Grande, Unidad Popular y Soberanos, con el inconveniente de que esas tres últimas agrupaciones critican al gobierno, pero todavía pernoctan y amanecen en el Frente de Todos.


SE SACAN LOS OJOS

Se sabía que la interna del oficialismo estaba al rojo vivo. Era lógico porque es la fuerza que gobierna desde 2019 con pésimos resultados en la mayoría de los ítems, sobre todo el económico-social. Eso es así a tal punto que su lideresa, la vicepresidenta, puso de blanco a Milei, con la idea de disputarle el segundo puesto para ir al balotaje. Las chances se complicaron más de la cuenta porque CFK y el presidente AF se pelearon tras la debacle de los comicios de medio término en 2021 y nunca más congeniaron en nada.


La persistente inflación en alza le hizo un hueco al bolsillo popular y también a la candidatura de Sergio Massa, quien había prometido que la inflación de abril sería del 3. Fue del 8,4 por ciento. Y para el oficialismo la cuestión de candidaturas se agravó porque el sector mayoritario, kirchnerista, quería que Cristina Fernández fuera la candidata y ésta se excusó, alegando estar proscripta, una verdad a medias.


Además de Masa surgieron otros presidenciables, como Daniel Scioli y Agustín Rossi, del lado del albertismo, y otros aspirantes que no mueven el amperímetro, como Grabois y Lozano. También hay diferencias casi insalvables sobre si habrá candidato de consenso o bien se dirimirán las diferencias en las PASO del 13 de agosto. Esto hoy tiene un final abierto, pero parece poco venturoso para un peronismo que siempre compitió por la pole position y ahora tiene meta más modesta.


Sin candidatos definidos, sin embargo su carencia mayor está en la falta de programa. No tiene uno definido. En los hechos de estos cuatro años vino aplicando uno de ajuste y cogobierno con el FMI. ¿Alguien puede creer que Massa, Wado de Pedro o Scioli van a escribir un programa que recupere la soberanía y rompa con la entidad de Kristalina Georgieva? Ni que le corten una mano (no es alusión al ex motonauta).


LA GUERRA DE LA DERECHA

La novedad ha sido la colisión violenta y pública, con descalificaciones mutuas, entre Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, con Macri tomando partido abiertamente por esta última. Esta polémica tuvo por motivo inmediato la iniciativa del jefe de gobierno porteño de sumar a la coalición opositora al actual gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, del peronismo cordobés antikirchnerista. Bullrich se opuso en forma total y lo acusó de querer romper Juntos por el Cambio. Macri, en otras palabras, coincidió con ella.


Formalmente tendrían razón las dos partes.

Rodríguez Larreta alega que para ganar los comicios del 22 de octubre y formar un gobierno que sobrelleve la crisis (en realidad hacer un ajuste doloroso contra el pueblo), necesita aumentar la masa crítica. Y eso demanda sumar a un sector del peronismo.

Bullrich argumenta que esa iniciativa es muy perjudicial cuando el 25 de junio hay elecciones de gobernador en Córdoba y Juntos por el Cambio tiene su candidato, Luis Juez, enfrentado al sucesor de Schiaretti, Martín Llaryora.


La pelea puede llegar a la ruptura, algo que preocupa a los círculos monopolistas -el poder real -, incluyendo a las grandes cadenas de la desinformación, siempre alineadas con la derecha, porque el conflicto pone en serio riesgo lo que consideraban seguro: la victoria de Juntos por el Cambio. Aunque sea muy difícil pronosticar cómo va a terminar la reyerta, una cosa es evidente: hay una pelea a muerte en el conventillo country VIP. Esto desmiente la versión de que allí no había diferencias políticas, que eran lo mismo, que palomas y halcones convivían sin muchos dramas, etc. ¡Pensar que hasta hace poco los politólogos decían que la izquierda siempre se pelea y en cambio la derecha permanece unida!


Esta pelea también echó luz sobre los pocos principios que tiene Groucho Schiaretti. De joven militó en el Integralismo y el Peronismo de Base, ligado a las Fuerzas Armadas Peronistas. En el exilio en Brasil fue conchavado por Franco Macri como jerárquico de la Fiat. En democracia fue secretario de Industria de Carlos Menem y Domingo Cavallo, interventor menemista de ambos en Santiago del Estero y luego vicegobernador de De la Sota y gobernador, sumando entre ambos 24 años gobernando Córdoba. Es incondicional de la Fundación Mediterránea, la patria sojera y bioetanolera de la Mesa de Enlace Rural, ostenta el récord nacional de desmonte, bailó con Macri en la fiesta del Maní en Hernando, etc. Era sabido que no era más el joven militante del Peronismo de Base, pero sorprendió, o no tanto, que en el ocaso de su vida política activa (parece un émulo o mala copia de Joe Biden), haya querido hacer un frente con la derecha macrista, sector Rodríguez Larreta, la UCR del carcelero Gerardo Morales, el facho Miguel Pichetto y el gorilaje reunido por Elisa Carrió. Veremos en qué termina esta despreciable jugada.


Según las encuestas sube la intención de voto de Milei. Esos posibles votantes deberían informarse. Por ejemplo, la candidata en CABA es Diana Mondino. Su prontuario es: preside el Banco Roela, fue directora de la Universidad del CEMA, de la consultora Analytica y de Standard and Poor’s. Estuvo en los directorios de Pampa Energía, Edenor, Grupo Supervielle y Loma Negra. Su esposo, Eugenio Isaac Pendás, fue secretario de Obras Públicas de Menem durante el ministerio de Roque Fernández y luego Superintendente de Entidades Financieras del Banco Central con Pedro Pou. Esto lo documentó Horacio Verbitsky el domingo pasado en El Cohete. Entonces los que voten a Milei serían parte de los analfabetos políticos de los que habló Bertolt Brecht. Estarían votando por los personeros directos del poder económico que destruyó el país y lo encadenó al imperialismo cada vez que accedió al poder, generalmente por golpes militares y excepcionalmente con el voto, como en 2015.


Una reflexión final. Si los candidatos se están sacando los ojos entre ellos en sus internas, si ganan las elecciones y son gobierno, ¿qué nos sacarán a nosotros? Los ojos, las tripas, el corazón y los riñones. No sólo Milei quiere la venta de órganos...

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