CARLOS MARX DIJO QUE LA HISTORIA SE REPITE DOS VECES
SERGIO ORTIZ. 24 de Enero de 2025
Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos.
OTRA VEZ SOPA
El 20 de enero pasado Donald Trump asumió por segunda vez la presidencia de Estados Unidos (la primera entre 2017 y 2021, cuando su reelección fue derrotada por el demócrata Joe Biden). Dos datos ilustran quién es el personaje, pero sobre todo la naturaleza de clase de la que presume de ser “la mejor democracia del mundo”. Es un multimillonario con negocios originalmente inmobiliarios. Y es un político con 34 procesos judiciales y una condena penal que no fue impedimento para jurar como el 47 presidente de ese imperio cuya calidad democrática deja tanto que desear. Fidel Castro la definió en su momento como plutocracia: la democracia de los ricos, por los ricos y para los ricos. ¡Touché EEUU!
Esa cloaca de la democracia se enturbió más cuando entre las primeras medidas que firmó Trump en el Salón Oval fue el indulto a 1.500 seguidores violentos y golpistas que intentaron asaltar el Capitolio el 6 de enero de 2021, alentados por las mentiras trumpistas de que había sufrido un fraude electoral. Esos actos violentos causaron 5 muertos. No hubo justicia sino un premio a los responsables de los crímenes: el instigador volvió a la Casa Blanca y los golpistas quedaron libres y sin tobilleras electrónicas.
Se dirá que el flamante presidente obtuvo 77 millones de votos en noviembre pasado y ganó con amplitud a Kamala Harris. Es verdad. Tan cierto como que en su momento Hitler y Mussolini también ganaron elecciones, lo que no los convierte en personajes de la democracia. Trump tampoco lo es. No lo fue en su primer mandato y tampoco lo será en su segundo, a tenor por lo que fue su campaña electoral y sus primeros decretos.
Es propio de un fascista acusar de todos los males de la sociedad estadounidense a los inmigrantes, señalados como delincuentes, narco traficantes y asesinos, sobre todo los provenientes de la frontera mexicana. Hacia allá Trump envió 1.500 militares, que se suman a los 2.500 existentes y que pronto serán 10.000, más los miles de guardias armados fronterizos. La persecución a los inmigrantes ha superado todos los límites pues se negará la nacionalidad a los nacidos en territorio estadounidense de padres “sin papeles”, violando una Enmienda Constitucional. La víctima en esa relación bilateral es México, que en el siglo XIX sufrió el robo de millones de kilómetros cuadrados cuando el mal vecino se apropió de California, Arizona, Nevada, Utah, así como parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming. Es muy actual el viejo dicho: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EEUU”.
UN VIEJO IMPERIO
La plutocracia bipartidista, Biden aplaude y llega Trump, los ricos siguen de fiesta.
Las viejas y nuevas políticas trumpistas hacia México, completando su muro de cemento y odio xenófobo, son una muestra importante, pero no la única, de un imperio decadente y que por eso abre un serio interrogante sobre sus posibilidades de concretar un recetario tan poco humanista. Otro de sus objetivos es acabar con la revolución cubana, para lo cual el mismo 20 de enero reintrodujo a la Mayor de las Antillas en la lista de estados que supuestamente patrocinan el terrorismo. Apunta a reforzar el bloqueo económico que se mantiene desde 1962 con un brevísimo alivio en los finales de la administración Obama en 2015. Trump puso a Cuba en esa lista infame en 2021, el pusilánime de Biden la sacó recién el 14 de enero de 2025 y el magnate la reintrodujo seis días más tarde. Era deducible de haber nominado como secretario de Estado al exsenador ultraderechista Marco Rubio, nacido en La Florida y florecido políticamente en el excremento de la mafia anticubana de Miami.
Otro país bajo peligro es Panamá, porque en su primer discurso el magnate inmobiliario dijo que va a recuperar el canal para EEUU, argumentando que ellos lo construyeron y que se lo devolvieron a Panamá, pero que ahora sería chino. Una falsedad total. Ese canal lo hicieron los yanquis previa promoción de la secesión de Panamá de Colombia, lo inauguraron en 1914 y lo usaron como propio, sin serlo, hasta que en 1979 los acuerdos Torrijos-Carter pautaron su devolución al legítimo dueño en veinte años. Y desde entonces lo opera Panamá, no China como miente míster Trump. Ilustrando que esas políticas imperialistas y fascistas tendrán resistencia amplia, el actual presidente de Panamá, José Raúl Mulino, que no es ningún izquierdista (ha condenado al gobierno de Venezuela, en onda María Corina Machado) reiteró que el canal es de su país y seguirá siéndolo.
La mandataria mexicana Claudia Sheinbaum dijo que no agachará la cabeza ante la prepotencia. En relación a lo dicho por Trump el 7 de enero pasado, de que nominará al Golfo de México como Golfo de América, la sucesora de AMLO le contestó sonriente al día siguiente mostrando un mapamundi de 1607. Ahí aparece una parte del territorio mexicano y una del estadounidense como una sola unidad: “¿Por qué no le llamamos América Mexicana? Se oye bonito ¿no?, ¿verdad que sí?”.
Las amenazas incluyó, en distintos tonos, a Palestina, Venezuela, Rusia y China. Trump ratificó su apoyo al régimen sionista de Netanyahu en su genocidio contra Gaza. Al país bolivariano le advirtió que no compraría su petróleo, deslizando así la continuidad de las sanciones que se agudizaron en 2015 con Obama y siguieron con vaivenes hasta hoy, sumando 960. Personalmente me llamó la atención que Nicolás Maduro, al asumir el 10 de enero, en su excelente discurso antiimperialista, no hiciera ninguna referencia al aluvión que se vendría 10 días después desde Washington. Trump también presionó a Rusia para que terminara la guerra en Ucrania so pena de adoptar sanciones, en rigor aumentar las miles de sanciones por parte estadounidense y europea desde 2022. Hasta hoy el Congreso estadounidense ha aprobado 175.000 millones de dólares en asistencia total al ucronazi Volodimir Zelenski, además del armamento cobrado a precio dólar por los contratistas militares del Pentágono y la OTAN. Acá hay otra prueba de que los anuncios trumpistas pueden ser manotones de ahogado, pues Vladimir Putin mantiene una economía en ascenso a pesar de las sanciones, pues reorientó sus exportaciones hacia China y demás países del BRICS. Y encima viene ganando la guerra en Ucrania de modo que quien no quiere negociar la paz no es Moscú sino Kiev y sus socios mayores de la OTAN.
CON SIERVOS COMO MILEI NO ALCANZA
Saludo nazi de millonario y funcionario Elon Musk, defendido por Milei.
En la asunción de Trump hubo pocos presidentes presentes; apenas unos fascistas como Giorgia Meloni de Italia, Javier Milei de Argentina, Nayib Bukele de El Salvador y Viktor Orban de Hungría. Poca cosa para afrontar una ofensiva mundial, más allá de las coincidencias con los mencionados. Sobre todo con el libertario que dice no ser libertarado pero lo disimula muy bien en su seguidismo a la agenda antiprogresista, anti woke, contra los acuerdos del Cambio Climáticos de París y la Organización Mundial de Salud, así como contra el feminismo y la ideología de género, etc.
La campaña del nuevo presidente yanqui también condiciona a aliados comerciales, como México y Canadá, socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En su discurso no presencial del Foro de Davos, anticipó que a ellos les impondrá aranceles del 25 por ciento y del 35 por ciento a China. Como la nación azteca vende el 80 de sus exportaciones al mercado estadounidense, si las mismas se encarecen por aranceles van a provocar aumentos en precios y mayor inflación en EEUU.
Con China la cosa no se limita a suba de aranceles y el chantaje de que el 50 por ciento de TikTok sea vendido a una empresa norteamericana (quizás, casualmente, al súper millonario Elon Musk, ahora funcionario de la oficina para la eficiencia gubernativa, DOGE). Además de eso y la guerra comercial, Washington activa la injerencia en los asuntos internos de China a través de Taiwán y las alianzas militares como el AUKUS, firmado por Australia, Reino Unido y EE UU en septiembre de 2021, cuando el magnate aún era presidente en su primer cuatrienio. ¿Le alcanzará con subir 35 por ciento los aranceles a China, con quien en 2022 tuvo un balance comercial anual desfavorable de 367.400 millones de dólares? Beijing viene ganando por paliza la batalla tecnológica y la industrial: la manufactura china celebra 15 años de ser la primera del mundo.
Ya que hablamos de aranceles conviene precisar algo obvio. Que Trump aumente aranceles a la importación no lo convierte en proteccionista. En todo caso es un imperialista “proteccionista”, con comillas. Proteccionista en el buen sentido de la expresión sería un gobierno del Tercer Mundo que protege sus industrias estatales y nacionales de la competencia de las multinacionales. Trump no cuida las espaldas de los trabajadores ni de la pequeña y mediana industria sino de los monopolios de ahí y el mundo, que según los negocios ofrecidos se pasan a su lado o ya lo estaban de antes como el grupo Macri. Un ejemplo patético de los empresarios que lo apoyan son los dueños de las nuevas tecnologías, del Silicom Valley, que supuestamente iluminarían un mundo más moderno y justo. En la asunción estaban Musk de Tesla, Tim Cook de Apple, Mark Zuckerberg de Meta, Jeff Bezos de Amazon, Sundar Pichai de Google y Shou Zi Chou de TikTok. Que quede claro para los peronistas fachos como Guillermo Moreno y otros que presumen de “nak&pop”, entusiasmados con la posible contradicción Trump-Milei. Cuando el imperio toma políticas proteccionistas es malo para nuestras sociedades como sucedió en el primer mandato de Trump. Y cuando cambia a planes “globalistas” también es malo para países como el nuestro, como se vio con Biden. Pero no sólo es negativo en uno y otro caso para Argentina y países dependientes; también lo es para los ciudadanos norteamericanos: casi 800.000 personas, en extrema pobreza, viven en las calles.
Carlos Marx en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” escribió que “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. Estimando a Marx como un grande entre los grandes, me permito un interrogante: ¿no será que en algunos casos históricos puede ser tragedia la primera vez y también tragedia la segunda, en esta miserable farsa del capitalismo?
Todo lo escrito es cierto. Lo sabemos. Lo vivimos. Lo soportamos. Resumen: un estado de INJUSTICIA. Para los dictadores "la injusticia , divina o humana, se soporta o nos constituímos en aliados". Para los que nos sentimos democraticos , luchamos contra ella hasta el infinito conformando una suerte de accionar permanente. La historia nos demostró que los actos aberrantes han merecido sancion ... esperemos que pronto podramos sancionar lo aberrante del bufon de Trump ...