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Carlos Marx sobre Simón Bolívar

UN ASUNTO HISTÓRICO Y POLÍTICO, MÁS QUE LITERARIO

SERGIO ORTIZ. 15 de Enero de 2025




UN ARTÍCULO POLÉMICO

Volví a leer el artículo biográfico de Carlos Marx sobre Simón Bolívar. La edición muy vieja que tengo entre manos, es de 1959, “Ediciones de Hoy”, sin más datos. Al principio aclaran que las notas son de Aníbal Ponce, que según leí en otro lado había publicado esta biografía marxista en una revista que dirigía en los años ‘30, Claridad, posiblemente ligada al Partido Comunista Argentino.


El artículo original de Marx sobre el libertador Bolívar fue escrito a pedido de Charles Daña, director del “New York Daily Tribune”, para el tomo III del “New American Cyclopaedia”, el cual circuló en enero de 1858, casi tres décadas después de la muerte del Libertador. Daña le reclamó a Marx por el “tono prejuicioso” con que el padre del materialismo histórico había escrito ese ensayo.


Un mes después, el 14 de febrero de 1858, Marx le escribía desde Londres a su par Federico Engels sobre esos comentarios de Daña: “En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico. Pero hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque" (emperador negro de Haití). Durisimo, exagerado e injusto.


Yo leí una edición con un prólogo de S. López Montenegro, quien en términos generales defiende a Bolívar de las tremendas acusaciones formuladas por Marx. Según este prologuista, Marx era un genio pero se había equivocado con Bolívar. Textual: “ni aún el más grande de los sabios y políticos -y Marx era un genio – puede permanecer al margen de las corrientes ideológicas del ambiente en que vive”. Marx habría caído prisionero, según esta visión, de la corriente ideológica dominante británica, pues vivía en Londres entre 1849 y su fallecimiento en 1883.

Al final del prólogo, López Montenegro afirma: “los errores de Bolívar, sus vacilaciones, sus inconsecuencias, sus traiciones si se quiere, forman un inmenso material virgen para comprender la realidad de nuestras luchas pasadas. Que servirán de sólido cimiento para las luchas venideras”.


En efecto, Marx calificaba a Bolívar de un acomodado y rico español latinoamericano, que actuó versus los españoles europeos, con un mediocre don de mando militar. Lo descalificó como un “Napoleón de las retiradas”, por las veces que huyó del campo de batalla, e incluso como un traidor. También criticó muy duro su proyecto de Constitución Vitalicia o “Código Boliviano”, que proponía en Bolivia colocar autoridades a perpetuidad sin someterse a elecciones periódicas, con la idea de llevar ese proyecto a Perú y Colombia, para su aprovechamiento personal.


¿QUIÉN TENÍA RAZÓN?




Contrariando la tesis de que habría escrito contra Bolívar bajo la influencia británica, el nacido en Tréveris cuestionaba en su artículo también a aquel por estar financiado con fondos británicos y armas del mismo origen.


Marcos Roitman Rosenmann y Sara Martínez Cuadrado, en el epílogo de la última edición española (Sequitur, Madrid, 2001) del ensayo que Aníbal Ponce tradujo en 1936 en Argentina para “Dialéctica”, aseguran que “no hay uno sólo de los hechos que Marx relata que no hayan sido admitidos por los propios historiadores amigos de Bolívar”.

Por su parte José Aricó, de Pasado y Presente, quien escribió sobre este tema, hizo centro en que ese Código Boliviano había influido muchísimo en la crítica de Marx: “fue una evaluación política la que indujo a Marx a interpretar a Bolívar como autoritario y bonapartista y proyectar, como solía hacerlo, su hostilidad política al conjunto de las actividades y hasta a la propia personalidad del libertador, del que se burla encarnizadamente a lo largo de su extenso ensayo”.


En realidad pueden haber tenido razón, en parte, uno y otro personaje.

Sobre la historia latinoamericana y caribeña me inclino por pensar que un luchador como Bolívar, igual que San Martín y varios otros líderes políticos y militares, tenían más conocimiento práctico y teórico que el gran filósofo y economista alemán radicado en Londres. Y que su actuación y el sentido general de sus ideas y luchas era más que positivo para la Primera Independencia, al margen de errores y desviaciones. A varios de nuestros libertadores se les reprochó, por ejemplo, algunas propuestas monárquicas en vez de republicanas cuando aquella lucha chocaba con obstáculos y peligros de ser abortada militarmente por el colonialismo español. Y de todos modos, en el balance general, es indudable que los méritos y aspectos positivos superan largamente a sus errores y límites.


A su vez Marx escribió 27 libros y encabezó junto con Engels la corriente revolucionaria proletaria internacional. Publicaron en febrero de 1848 el Manifiesto Comunista y cofundaron en 1864 la Asociación Internacional de Trabajadores o I Internacional Socialista. Un teórico y militante revolucionario de ese tipo, aún si se equivocó al juzgar el aspecto principal de Bolívar como “negativo”, bien puede haber acertado en unas, varias, algunas o muchas de sus críticas al Libertador, como se citaba y recordaba unos párrafos más arriba.


Si Marx sobre Bolívar “hizo leña del árbol caído” (en rigor muerto casi 30 años de esa publicación), es muy erróneo hacer leña de un Marx que tampoco ha caído por más que derechistas atenten periódicamente contra su tumba en el cementerio de Highgate, al norte de Londres como lo ilustra la foto de 2019.



Tumba de Marx, vandalizada en 2019.


MIS CONCLUSIONES

Las conclusiones que saco de esta controversia, pensando siempre en la militancia revolucionaria en Nuestra América y el mundo, son éstas:


1.- Reafirmar nuestra base ideológica marxista-leninista-sanmartiniana (bolivariana en el caso de otros partidos hermanos de Venezuela, Colombia, etc). O sea, hay que apoyarse en la teoría general del marxismo y también aplicarlo y aggiornarlo con la historia, la cultura y las luchas de clases en nuestros países. En este caso, como argentinos, debemos estudiar más a Marx, Lenin, Mao, Che, pero también más las historias de San Martín y Bolívar, Artigas, Sucre, Belgrano, Castelli, Güemes, Tupac Amaru, etc.


China, por ejemplo, tiene hoy un punto de vista que reivindica rotundamente a Marx. El 24 de abril de 2018 Xi Jinping, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), enfatizó la importancia de estudiar el Manifiesto Comunista para “entender y captar el poder de la verdad del marxismo y escribir un nuevo capítulo del socialismo con peculiaridades chinas en la nueva era”, señaló Xi al presidir una sesión de estudio en grupo del Buró Político del Comité Central del PCCh.

Añadió el presidente chino: “Es necesario aplicar los principios y el espíritu científicos del Manifiesto Comunista a la planificación completa de las actividades relacionadas con la gran lucha, la gran obra, la gran causa y el gran sueño". Calificó a ese Manifiesto como un trabajo monumental que tiene una perspectiva científica sobre el desarrollo de la sociedad humana y fue escrito para beneficiar a la gente y buscar la liberación de la humanidad”. El Partido Comunista de China es un heredero leal del espíritu del Manifiesto Comunista, dijo Xi.


A su vez, la Venezuela bolivariana hoy liderada por el presidente Nicolás Maduro sigue levantando muy altas las banderas de Bolívar y también las de Chávez, como se vio en el discurso de asunción del presidente el pasado 10 de enero. Fue así, mal que les pese al imperialismo yanqui y gobiernos reaccionarios, en especial a fascistas como el de Javier Milei. Dieron grima los seudo progres de Brasil, Colombia y Chile, y el oportunismo del peronismo en Argentina. Bolívar está siempre presente. Por ejemplo ahora se elaboró la llamada “Ley Bolívar”, que prevé penas de hasta 25 años de cárcel, inhabilitación política vitalicia y la confiscación de todas las propiedades de aquellas personas que hayan propiciado, o invocado o respaldado, la aplicación de sanciones internacionales en contra de Venezuela.


2.- Nuestras teorías no son algo cerrado ni perfecto, ni están libres de controversias, políticas, negaciones y rectificaciones; ni nuestras ideologías ni los grandes luchadores que las escribieron o inspiraron. Marx tuvo extraordinarios aciertos, pero a su vez hay que decir que la revolución socialista no triunfó primero en París, Londres ni Chicago sino en la muy lejana y atrasada Rusia, y luego en la aún más atrasada, semifeudal y semicolonial China. Y si fuera cierto que Bolívar entregó a Francisco de Miranda a los colonialistas de Monteverde, traicionándolo, entonces querría decir que tampoco era perfecto. “Le pusieron grillos y lo entregaron a Monteverde, quien lo remitió a Cádiz donde murió después de algunos años de cautiverio” (pág. 25).


No hay teorías ni personas perfectas. Y en todo caso los revolucionarios actuales deberíamos estudiar mejor a esos tramos de la historia y procurar, con modestia, no poner en el altar a nadie, aprender de todos y todas, también de los errores. No barrer la basura debajo de la alfombra, pero tampoco hacer liquidacionismo con ninguno de los grandes revolucionarios en base a errores reales o supuestos, o mitad y mitad, que hayan cometido. Hay que practicar la crítica y la autocrítica dentro de un partido marxista leninista, que por supuesto no tiene la amplitud de un sindicato ni de un club de fútbol y tiene por norte en el capitalismo dependiente hacer la revolución popular por etapas y en camino ininterrumpido hacia un socialismo con peculiaridades nacionales.


Como este tema me interesa, quedo al aguardo de críticas, opiniones y lecturas que puedan recomendarme los compañeros, especialmente bolivarianos venezolanos a los que esta polémica los toca más de cerca.



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