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Comentario sobre el libro de Brenda Rupar, “Los chinos”

Muy buen libro sobre los partidos maoístas en Argentina en los ‘60 y ‘70

SERGIO ORTIZ, 27 de Marzo de 2024









CUATRO PARTIDOS

Terminé de leer este muy buen libro, publicado en 2023 por Colección 19 Archivos, Ediciones CEHTI y Ediciones Imago Mundi, 288 páginas. Digo que es muy buen libro porque las opiniones políticas y académicas de la historiadora y doctora en historia Brenda Rupar están bien orientadas y ajustadas a la historia, en general, de las organizaciones políticas maoístas analizadas, que son cuatro, Vanguardia Comunista VC, PCR, PCML y PCM. La autora ha consultado mucha bibliografía y cita reuniones con muchos testigos, así mismo ha escrito varios artículos y libros sobre esta temática. No es ninguna improvisada.


Lo suyo tiene el mérito de llamar la atención y tratar de esclarecer la importancia de aquellas cuatro organizaciones, que como ella dice, fueron parte de un movimiento mucho más amplio de simpatía e influencia de la revolución china en aquellos años 1965-1974 en Argentina y otros países latinoamericanos. En los años ‘70 esas organizaciones, o “los chinos” como ella los renombra, fuimos bastante invisibilizados, en particular nuestro partido, Vanguardia Comunista, desde 1983 oficialmente convertido en Partido de la Liberación (PL).


Para citar sólo un par de ejemplos tratados en el libro, queda clara la influencia de VC en procesos de lucha obrera como SITRAC-SITRAM y el ingenio Ledesma, y del PCR en el SMATA de Córdoba, así como en las juventudes y las universidades mediante las respectivas agrupaciones TUPAC y FAUDI, y los trabajos culturales con las revistas Los Libros y otras posteriores como Punto de Vista, con autores e intelectuales de mucho fuste como Ricardo Piglia y Andrés Rivera en el caso de VC.


Aclarado el mérito grande de la obra de Rupar, paso a puntualizar algunas de mis observaciones críticas.


MIS OBSERVACIONES

1) A mi juicio sobredimensiona la influencia del PC de China, la Revolución China, el pensamiento de Mao y el maoísmo en cuando a los partidos mencionados, en especial VC. Obvio que esos fueron factores de primer orden en la influencia, pero sin perder de vista que ese partido y los otros surgieron como nueva izquierda o izquierda revolucionaria en los años ‘60 y ‘70 producto de la lucha de clases en nuestro país y la región, o sea por factores internos. Entre ellos las crisis económicas, los golpes de Estado, las huelgas obreras y las puebladas, las crisis de los viejos partidos reformistas como el PCA y el declive del peronismo, cuyo líder se exilió sin luchar en 1955 y después, en 1966, ordenó “desensillar hasta que aclare”.


2) En relación a VC sus fuentes son un poco limitadas, porque cita bien varios libros y autores, como Elías Semán, Américo Soto, Adrián Celentano y los varios que escribimos el tomo II de la historia del partido (“La Generación del ‘70, aciertos y errores 2020). Pero omite “Memorias de Sergio”, publicado en 2020, o sea tres años antes de la publicación del libro de Rupar. Y aunque cita libros que se refieren a VC, como el del reportaje a Otto Vargas “Ha muerto el comunismo”, de Jorge Brega (1990), no menciona que allí Vargas, el entonces secretario general del PCR, miente y calumnia con que ¡una parte de la dirección de VC durante la dictadura quiso asesinarlo a él!

Rupar habló con algunos ex militantes de VC, como Jorge Watts y Arnaldo “Lalo” Piñón, cuyas opiniones hace bien en tener en cuenta, pero con la salvedad de que ambos habían dejado de militar en la organización, siendo buenos amigos de la misma desde entonces (caso de Watts, 1978). También cita a una ex militante de VC que estuvo pocos años con nosotros y es una pésima fuente para opinar de esa historia y ni hablar del presente de nuestro Partido.

Rupar no entrevistó a Mario Geller, a mí, ni a Carlos Malvicino, por citar los tres dirigentes nacionales que asumimos la continuidad de VC después de la campaña de exterminio de la dictadura militar-cívica entre julio-agosto de 1978. No sólo eso, tampoco sacó todo el jugo de libros de VC que ella cita y debe haber leído, como el tomo II de Vidas y Luchas de VC, del colectivo Emilio Jáuregui. Su capítulo “El divorcio de los maoístas”, de mi autoría, documenta el acercamiento de VC y PCR y las razones de su ruptura o divorcio a partir del 1 de mayo de 1974. Ese día VC se marchó de la plaza de Mayo junto con Montoneros y el PCR se quedó con las diatribas derechosas de Perón, más Isabel, López Rega, la CGT, 62 organizaciones, JPRA, Cabildo y el resto de la derecha que menos de tres meses más tarde, como AAA, asesinarían al diputado Rodolfo Ortega Peña.


3) Siguiendo con VC, Rupar analiza sus documentos y pronunciamientos fundacionales, y dice bien que planteaba etapas de la revolución nacional, democrática y popular, en camino al socialismo. Sin embargo no subraya la clave de ese programa: la lucha contra los monopolios nacionales y extranjeros, el principal aporte de Roberto Cristina, Elías Semán y Rubén Kritscausky, que diferenció a VC del resto del espectro de la izquierda setentista.

Sobre la estrategia de poder, la autora sí menciona que el paso de la Guerra Popular Prolongada, típicamente maoísta, hacia la línea insurreccional, tuvo mucho que ver con la experiencia del Cordobazo y otros grandes levantamientos obreros y populares, de los que VC aprendió y así rectificó su estrategia. Cabe agregar que en el viaje de los camaradas de VC a China en 1968, las enseñanzas de los camaradas chinos sobre cómo fue su Guerra Popular Prolongada, haciendo hincapié en la línea de masas, ayudó a que nuestros dirigentes reflexionaran y dieran un paso atrás sobre el foco en el monte de Chaco donde habían pensado empezar una posible guerrilla rural. A propósito, reitero que el primer viaje oficial de VC a China fue en 1968; en 1965 había viajado Elías Semán, pero como “amigo del pueblo chino”, luego de haber defendido como abogado a unos pescadores chinos detenidos ilegalmente en Brasil.








4) Rupar comete el error de dar por desaparecida VC luego de la represión ilegal de 1978. Dice textualmente en pág. 96 que ese año la dictadura lanzó un plan de exterminio “lo cual generó la desestructuración del partido como tal”. Parece tener ciertas preferencias por el PCR, que se reflejarían en la pág. 121, donde dice del partido de Vargas: “la organización sobrevivió a la última dictadura militar argentina y siguió gravitando en el escenario político de nuestro país”.

VC no fue desestructurada ni eliminada, nunca dejó de funcionar su dirección nacional, reconstruida después de aquellas numerosas desapariciones y crímenes, su prensa volvió a editarse, sus comités y células siguieron funcionando, sobre todo acá en el país y también en el extranjero organizando la solidaridad. Y en su III Congreso Nacional, 1983, realizado en Córdoba, se decidió prácticamente por unanimidad, con sólo dos votos en contra, cambiar el nombre del partido a favor de Partido de la Liberación (PL). Y así existe hasta nuestros días, con su militancia en parte histórica y en parte nueva, con su prensa LIBERACIÓN y sus tres libros de historia partidaria que se pueden consultar en www.partidodelaliberacion.com.ar sección Biblioteca (Vidas y luchas de VC, Generación del 70 aciertos y errores, y Memorias de Sergio).


MIS CRÍTICAS A LA DIRECCIÓN DEL PCR

5) Rupar debería profundizar el análisis del PCR. Fue muy grave el alineamiento de la dirección de ese partido con Isabel y López Rega entre 1974 y 1976 porque ese gobierno pavimentó el camino para el golpe de estado fascista. Su secretario de La Plata fue secuestrado y asesinado por la Triple A y se fue gritando “son los rusos, son los rusos”. De ese tiempo fue la alianza del PCR con la misión Lacabanne en Córdoba, los que derrocaron al gobierno constitucional de Obregón Cano y Atilio López y comenzaron con asesinatos y atentados en Córdoba. Un ex militante de VC que en 1974 se fue al PCR, Cacho Cacopardo, estuvo desaparecido y preso político; años más tarde escribió un libro “Córdoba por asalto”, donde denunció que la dirección cordobesa del PCR estuvo reunida con la intervención Lacabanne en la gobernación y acordando con la represión antipopular de esos criminales onda Triple A, Comando Libertadores de América del genocida capitán Héctor Vergés. De estas cosas debería hablar Rupar, pues desde el punto de vista cronológico entran en el período que ella analiza (1965-1974). Si el corte es allí se entendería, en cambio, que no se refiera a la participación del PTP-PCR en la fundación del neoliberal y entreguista Frejupo con Carlos Menem, o en la campaña con la oligárquica Sociedad Rural entre marzo y julio de 2008 contra la resolución 125 del gobierno de los Kirchner, supuestamente pro socialimperialistas y prochinos, según la delirante calificación del PCR.


Por supuesto que estas críticas apuntan a la dirección de ese partido y no a su militancia en general. Y tengo presente a sus desaparecidos en la dictadura, como René Salamanca, César Gody Alvarez y Raúl Molina, a quienes conocí personalmente en la militancia de Córdoba.


Ya que mencionamos al socialimperialismo ruso, la autora dice la verdad cuando afirma que VC también usó y adhirió a esa categoría errónea, pero ella aclara que nuestro partido la usó en su política internacional, sin cambiar los blancos de la lucha en Argentina, que seguían siendo el imperialismo yanqui y los monopolios y la oligarquía. Y obvio es decir que el PL, ex VC, estuvo del lado del gobierno limitadamente progre de los Kirchner y en contra de la Suciedad Rural y la Mesa de Enlace Sojera, el macrismo, la derecha, Clarín, el PCR y el MST.


En ese acierto político de nuestro partido influyeron varios factores bien analizados en el libro de Rupar. Por un lado la buena caracterización de los enemigos de la clase obrera y el pueblo, las etapas de la revolución, el Frente de Liberación nacional y social, etc. Y por el otro el hecho de que VC nunca fue gorila ni antiperonista sino que desde la fundación en adelante fue crítico de las goriladas de Codovilla-Ghioldi que identificaban al naciente peronismo con el fascismo. VC lo caracterizó como “burgués nacional” primero y luego como involucionando su dirección política a “gran burgués nacional”, condición donde aún está Cristina Fernández de Kirchner, la “gran burguesa”. Siempre hemos analizado en concreto sus diversos componentes, sobre todo reconociendo sus bases populares y los sectores nacionales y populares, que siguen siendo importantes.

El PCR en cambio, estuvo con Isabel y López Rega, justificó la Triple A, dijo que el golpe de 1976 era prorruso, que Videla y Martínez de Hoz eran prorrusos, estuvo con Menem-Cavallo, se alió con los fachos como Aldo Rico y Breide Obeid; con la Suciedad Rural, los fondos de inversión sojeros y el Banco Santander, con la derecha peronista del PJ opuesta a los Kirchner, finalmente con el Frente de Todos y la UxP del ajuste fondomonetarista, etc.


Vuelvo al principio, recomiendo a toda la militancia política de izquierda y antiimperialista la lectura atenta de este gran libro de Brenda Rupar “Los chinos” y felicito sinceramente a la autora por su investigación, quedando a sus órdenes para cualquier cosa que ella considere.



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