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Lo peor no fue el resultado sino el ajuste que se viene

Una derrota menor a la anterior, pero derrota al fin.



SERGIO ORTIZ

17 de noviembre de 2021.


LOS NÚMEROS

Escrutados casi el 99 por ciento de los votos a nivel nacional, las elecciones legislativas dejaron claro quiénes ganaron y quiénes perdieron. Es así, por más que algunos perdedores – como el presidente Alberto Fernández- llamaron a festejar un inexistente triunfo.


El gran ganador fue la coalición de derecha Juntos por el Cambio, que obtuvo el 42,5 por ciento de los sufragios a nivel nacional. En números absolutos, 9.865.000 votos. Ganó en 14 provincias, incluidas las más importantes, como Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.


Como un plus, al ganar en cinco de las ocho provincias donde se elegían tres senadores en cada una, logró quitar al peronismo el quórum propio de 37 senadores en la Cámara Alta. Ahora el FDT no contará allí con la facilidad de funcionar con mayoría propia ni podrá convalidar así decretos presidenciales, como hasta ahora. Ese resultado es un golpe especial contra el capital político de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la titular del Senado.


El derrotado fue el gobernante Frente de Todos, porque perdió a nivel nacional por 8.5 puntos, incluida la estratégica provincia de Buenos Aires, y sólo venció en 9 distritos. Pudo dar vuelta el resultado adverso de las PASO en Chaco y Tierra del Fuego; ganó por una buena diferencia en Formosa y con su aliado Gerardo Zamora en Santiago del Estero.


Otras victorias oficialistas fueron apretadas, como la de Tucumán, donde el gobernador en uso de licencia es el jefe de Gabinete nacional, Juan Manzur, con sólo dos puntos de ventaja.


Algunas de esas derrotas tuvieron sabor muy amargo, como en Santa Fe y Entre Ríos, donde los gobernadores son peronistas y perdieron por goleada. O en provincias históricamente peronistas como La Pampa y Santa Cruz. Córdoba mantuvo su deplorable giro a la derecha con un macrismo-juecismo-radicalismo que se llevó el 54 por ciento de los votos, el gobernador Juan Schiaretti sólo tuvo el 25 y el kirchnerismo local apenas el 10.


Otras derrotas, como la bonaerense, dejó un sabor más dulzón para el peronismo, pues en las PASO del pasado 12 de septiembre había quedado atrás por 4 puntos frente a la sumatoria de Juntos por el Cambio, de Diego Santilli y Facundo Manes. Ahora remontó hasta caer por sólo 1.3 puntos, unos 120.000 votos. Los guarismos fueron 42,5 por ciento para el ganador y 33,9 para el perdedor.


Esa remontada evidenció que el aparato de intendentes y punteros del PJ se movió mucho más que en septiembre, cuando varios de éstos trabajaron a desgano. Tuvieron ahora más recursos del Estado para gastar y prometer, buscando atraer a sectores populares. En parte lo lograron como en La Matanza y toda la III Sección Electoral.


Esta vez la participación del padrón nacional aumentó del 65 por ciento de las PASO al 71. Muchos de esos nuevos votantes concurrieron y pusieron la boleta del FDT por temor a que “gane la derecha”, otros por la influencia del “plan platita”, diría el exministro Daniel Gollán, pero como sea hubo más concurrencia.


¡Cómo estará de golpeado y confundido el gobierno nacional que el presidente AF, en mensaje grabado y difundido después de las 22 horas del domingo, cuando había resultados oficiales irreversibles, llamó a sus seguidores “a festejar este triunfo el miércoles en la Plaza de Mayo”. Aplazado el profesor de Derecho Penal en la materia elemental de la democracia burguesa, de ser un buen perdedor. O al menos reconocer la derrota.


La cabeza de lista en Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz fue algo más realista pues declaró “nosotros ganamos, perdiendo”. Le dio pie a la fascista Patricia Bullrich, para su contragolpe: “nosotros ganamos, ganando, y ellos perdieron, perdiendo”.

LA IZQUIERDA

Al poder político no se puede acceder por la vía electoral, si uno tiene un programa obrero y popular, antiimperialista y revolucionario. Y también se sabe, luego de décadas de burlas a la voluntad popular, que en el capitalismo dependiente argento hay muchísimas promesas que nunca se cumplen, candidatos panqueques que se dan vuelta elásticamente en el aire, etc.


En Argentina hay 18.8 millones de compatriotas que viven por debajo de la línea de pobreza (42 por ciento que en la realidad son más). El gobierno presentó como dato muy positivo que en diciembre las jubilaciones tendrán un aumento del 12,1 por ciento, con lo que ascenderán a la friolera de 29.062 pesos. Muy magro para más de la mitad de los 6 millones de jubilados que cobran la mínima, en un país donde la línea de pobreza está trazada en 70.000 pesos.


Y sobrevolando las elecciones estaba el nubarrón, al margen de los resultados y confirmado por el presidente Fernández, de que se viene la firma del conversado acuerdo con el FMI. Y no hace falta ser economista para saber que eso implicará más pobreza y drenaje de recursos. En este mes de noviembre se pagaron 300 millones de dólares de intereses, en diciembre se pagarán 1.900 millones del capital y en marzo hay que abonar 3.590 millones y así de seguido por lo firmado en 2018 por Lagarde y Macri.


Ese fantasma real de la dependencia agudizará el ajuste que el Frente de Todos ya viene haciendo desde mediados del 2020. Esto lesionó a mucha gente, pero también les abrió los ojos. Y eso explica la buena elección del Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FITU). A nivel nacional se convirtió en la tercera fuerza, con 6.1 por ciento (1.408.000 votos), sumando dos diputados nacionales a los 2 que ya tenía. Ahora serán cuatro: dos por Buenos Aires, una por CABA y un trabajador municipal, recolector de residuos, por Jujuy, donde el FITU tuvo el 25 por ciento de los votos, a décimas del segundo, Frente de Todos. En CABA y Buenos Aires fue cuarto, pero con 7 por ciento de los votos.


Más allá de esos buenos porcentajes y cosechas, lo importante es que los candidatos del FITU, en particular Myriam Bregman en Capital, pero también Nicolás Del Caño y Romina del Pla en Provincia y Alejandro Vilca en Jujuy, tuvieron buenos desempeños en los debates televisados, reportajes y actos públicos.


Hay que felicitar a esa fuerza política y esos candidatos, porque hicieron una campaña a pulmón, apoyando las protestas populares, denunciando el ajuste y el pago de la deuda, confrontando con los fascistas Javier Milei y José Luis Espert. Esto es así, más allá de las diferencias, algunas serias, que se puede tener con los cinco partidos trotskistas del FITU, por ejemplo que no se juegan por la libertad de Milagro Sala ni por defender a Cuba, Venezuela y Nicaragua sino más bien lo contrario, las critican.


DOS FACHOS Y MÁS AJUSTE

Lo que es muy preocupante es el tercer lugar en Buenos Aires del fascista Espert, que podría meter tres diputados, y del igualmente fascista Milei en CABA, con dos. Entre ambos sumaron un millón de votos a nivel país, el 4,6 por ciento.


Muy preocupante porque ellos son un atentado contra los derechos y conquistas laborales, al pronunciarse en contra de la indemnización por despido y por la anulación de convenios laborales que costaron años y mucha sangre conseguir. Espert planteó: “Hay que hacer un ajuste económico porque sino volamos por los aires y hay que eliminar la obra pública e ir a un sistema de iniciativa privada”.


También son un balazo contra los derechos humanos. Espert habló a favor de “cárcel y bala, empezando por bala” a los presuntos delincuentes (a los delincuentes menores, se entiende, no a sus amigos narcotraficantes que le prestaban aviones para su campaña). El aplazo total de Derechos Humanos a Milei viene por haber sido funcionario del genocida Antonio Bussi en la gobernación de Tucumán. Y por llevar como segunda en la lista y flamante diputada nacional a Victoria Villarruel, defensora de la dictadura militar-cívica, negacionista de sus crímenes de lesa humanidad y vocera de VOX, los fascistas españoles. Ella preside el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, (Celtyv), desde donde defiende genocidas y cuestiona a militantes populares desaparecidos.


Estos dos fascistas, por separado de Juntos por el Cambio o bien como colectora de éstos en el Congreso o en futuros comicios, son un peligro para el pueblo y la democracia. Deben ser enfrentados en política y la calle, por todos los medios posibles. Espert-Milei aumentarán la presión de los monopolios y el FMI, que ya encuentran terreno más que propicio en el gobierno peronista y el macrismo-larretismo-radicalismo, para avanzar con más ajustes contra los laburantes, la quita de conquistas laborales y la entrega del país.


Espert lo planteó sin tapujos: “el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional tiene que tener un ajuste y ese ajuste tiene que caer sobre la política, no sobre el sector privado”.


Si esa derecha fascista y no fascista tiende a confluir o al menos coordinar en torno a planes antipopulares, es una razón de sobra para que la izquierda y sectores nacionales y populares se unan en un Frente Antiimperialista.


Si me piden nombres, los hago: Irina Santesteban, Facundo Molares y José Schulman por la izquierda; Alicia Castro, Fernando Esteche, Gabriel Mariotto y Fernanda Vallejos por el nacionalismo popular; Hebe de Bonafini, Pérez Esquivel, Norita Cortiñas, Myriam Bregman, Sergio Maldonado y el Negro Soares por los derechos humanos; los delegados obreros antiburocráticos de gremios; los piqueteros que no son Pérsico-dependientes; Carlos Aznarez de Resumen Latinoamericano y Natalia Vinelli de Barricada TV por los medios de comunicación; Mempo Giardinelli y Oscar Verón por la recuperación del río Paraná; Vicente Zito Lema por la cultura; Moira Millán por las mujeres mapuches y los luchadores de Catamarca y Chubut contra la minería.


No es una lista taxativa sino al solo ejemplo de ilustrar la amplitud y límites de la herramienta a construir, so riesgo que la próxima crisis política de fondo, por el Fondo, nos encuentre con las manos vacías.


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