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Milei está mal herido, pero redobla su ofensiva antipopular

A RESISTIR LOS NUEVOS AJUSTES Y REPRESIONES


LA SEMANA POLÍTICA

SERGIO ORTIZ. 10 de Febrero de 2024




Aumentos enormes en el transporte, luz, nafta, servicios, etc.


EL 56

El gobierno Facho Fondomonetarista (FF) ha sufrido varias derrotas importantes en sus primeros dos meses de gestión. Por un lado están las que tuvieron lugar en la Cámara de Diputados. En una mirada superficial esta sería la más importante, pero ese campo de batalla estaba ligado, y en cierto modo, predeterminado, por el otro escenario, aún más decisivo, que fue la calle, con el paro general y la movilización multitudinaria del 24 de enero, las marchas callejeras del 20 de diciembre y los cacerolazos posteriores y un largo etcétera. Javier Milei quedó atrapado entre esos dos fuegos, el de Diputados y el de las movilizaciones de protesta. Un dato de color que ilustra ese descenso a un primer subsuelo del Infierno para el engreído que dice representar a las Fuerzas del Cielo son las encuestas que revelan que del 56 por ciento de los votos del balotaje del 19 de noviembre pasó a tener una imagen negativa de ese mismo porcentaje. No me gusta el juego, pero busqué en la Lotería y el 56 significa la Caída.


La derrota más visible y que aún ocupa buena parte de las pantallas y medios se dio en el Congreso con su “Ley Ómnibus”, de largo alias alberdiano, que llegó allí con 664 Artículos y debieron ser recortados a 383, dejando de lado en primera instancia todo el capítulo fiscal por las discordancias incluso de bancadas amigas. A duras penas y después de debates interminables consiguieron aprobar en general un texto tan cambiado que los diputados no sabían a ciencia cierta qué estaban votando. La victoria pírrica por 144 a 109 no los salvó luego de una derrota completa porque al cabo del cuarto intermedio entre el viernes 2 y el martes 6 de febrero el oficialismo terminó pidiendo mandar otra vez el proyecto a Comisiones. ¿Qué había pasado? Esas bancadas amigables objetaron varios incisos de los primeros seis artículos que se consideraron ese martes. Eso fortaleció a los bloques opositores que desde el primer día se habían opuesto al “Ómnibus”: Unión por la Patria y la izquierda, FITU. Ese día decisivo, sobre veinte votaciones, los de Milei y sus aliados del PRO y algunos más habían salido airosos en 12 pero perdidosos en 8. Y se venían asuntos claves: otras delegaciones de poderes al presidente, las privatizaciones de empresas públicas, el Régimen de favores impositivos a las grandes Inversores (RIGI) por 30 años, la toma de deuda externa a discreción del Ejecutivo y más entrega en hidrocarburos. El oficialismo había hecho concesiones, por caso la lista de empresas públicas a privatizar había bajado de las 41 originales a 36 y posteriormente a 27. De todos modos, cuando vieron que los números no les daban, los diputados facho libertarios mandaron el proyecto otra vez a Comisión. Ni siquiera todos ellos sabían que de ese modo estaban anulando la votación favorable en general ya obtenida. Entre otros el ministro del Interior, Guillermo Francos, no lo sabía. El Ómnibus se fue al desguace, como chatarra, porque ante semejante derrota el ausente Milei (estaba en Israel) no insistirá por esta vía ni por el lado de la consulta popular y mucho menos con un referéndum. Esto no significa que se cruzará de brazos. Hará más daño, con otras medidas de ajuste del gasto público como las que se pusieron en marcha con el aumento de tarifas del transporte y cese de los subsidios en CABA y sobre todo el Interior del país. Además de fascista, el tipo es vengativo.


AJUSTE Y REPRESIÓN

Durante el debate parlamentario hubo voces muy bien fundamentadas contra la letra y el sentido antipopular del proyecto. Las más contundentes vinieron de la bancada del FITU, con Myriam Bregman, Chipi Castillo y Romina del Plá, y de Unión por la Patria, con Germán Martínez, Julia Strada y los Moreau padre e hija, pero también de radicales como Facundo Manes y otros de los 109 que se plantaron contra la ley. Fueron las posiciones valiosas, en un plano muy superior al de los oportunistas como Miguel Pichetto, Rodrigo de Loredo, Carolina Píparo, Carlos Gutiérrez y otros, que votaron en general por el engendro y los dos últimos, con otros 58, luego lo hicieron en contra contra sus aspectos más aberrantes, en particular.


Ese giro de 60 diputados tuvo que ver con que gobernadores como el cordobés Martín Llaryora y el santafesino Maximiliano Pullaro habían pedido al gobierno nacional algunas concesiones a cambio de votar toda la ley. Desde la presidencia hubo acercamientos vía Francos pero al final no les dieron la coparticipación pedida para el Impuesto País ni se concretó aún la reimplantación del impuesto a los altos ingresos, coparticipable. Ante esa merma de ingresos, esos dos gobernadores, más Alfredo Cornejo (Mendoza) y otros se sintieron perjudicados y ninguneados por Milei y su círculo de poder. En consecuencia, bajaron línea a sus diputados para votar en contra de ciertos artículos de la ley, precipitando el traspié de LLA. Fue inédito: un gobierno entrante ve derrotada la primera ley que manda al Legislativo. El sentido y la letra del proyecto eran pésimos, muy lesivos a los intereses populares y la soberanía nacional. La forma como se condujo el gobierno FF también coadyuvó a ese resultado: no aisló a quien consideraba el enemigo principal, no buscó neutralizar a otros sectores y traccionar desde sus amigos del PRO a los vacilantes y amigables de otras bancadas.


Lo suyo fue una clase magistral de lo que no se debe hacer en política: pelearse contra todos al mismo tiempo, uniendo en su contra a enemigos, adversarios y amigos. Toda una lección que debería aprovechar la izquierda, para entender que, a diferencia de Milei, hay que formar un amplio Frente Antiimperialista y Antifascista. Sumar fuerzas e ir dirimiendo las diferencias mientras se pelea contra el enemigo facho fondomonetarista, de ajuste, primarización y extranjerización de la economía, y apoyado en la represión policial que juzgue necesaria y un plus también, por las dudas.


La clave del desbarranque gubernamental es el alevoso ajuste contra las mayorías. Ejemplo concreto: 50.000 comedores y merenderos sin recibir comida desde diciembre pasado por el ministerio de Sandra Pettovello. Otro caso evidente es la inflación del 25,5 por ciento de diciembre y se supone más del 20 para enero. Según la OCDE llegará al 250,6 por ciento en el corriente año, superando el 211 del 2023, con el agravante de que caería la economía un 2,3 por ciento del PBI (para el FMI sería del 2,5).


Si el ajuste explica lo básico del retroceso mileísta, también es importante el descrédito producido por la política ultra represiva personificada en Patricia Bullrich. No se trata sólo de su Protocolo Antipiquetes, bien denunciado por la legisladora Celeste Fierro (MST-FITU) y que al fin tiene un juez a cargo, Sebastián Casanello. Sobre todo es su aplicación práctica criminal, con una represión que dispara balas de goma a la cara de los manifestantes e hirió de gravedad en un ojo a Matías Aufieri, abogado de Derechos Humanos. Se golpeó e hirió a 30 periodistas, se llevó detenidas a cuatro mujeres que cantaban el Himno nacional en la vereda del Congreso, se arrojaron gases muy tóxicos a las caras y ojos de manifestantes, de legisladores como Alejandro Vilca y dirigentes sociales como Eduardo Belliboni. Las últimas propuestas de Bullrich son autorizar a que la policía dispare primero y pregunte después, con la doctrina Chocobar, y que se porten armas de fuego contra todas las manifestaciones. También habilitó a la fuerza de (In) Seguridad, Prefectura Naval, a adoptar su propio reglamento para usar armas largas en sus operativos, algo que no estaba habilitado desde tiempos de Sabina Fedreric.


Es un quinteto mortífero: Milei, jefe político; Luis Caputo, director del ajuste; Bullrich metiendo bala, gases y palos; la negacionista Victoria Villarruel en el banco de suplentes, esperando saltar al campo de juego. Y el FMI, desde Washington, dando órdenes de lo que deben hacer.



Brutal represión policial en Congreso.


LÍDER DESQUICIADO, SIONISTA Y AUSENTE

Ante la derrota política y legislativa, el presidente Milei mostró la hilacha de ser un pésimo dirigente político, al margen del contenido y valoración de sus políticas. En primer término porque calculó todo mal y estaba en Israel en los días en que acá se ponía a prueba y salía reprobado su proyecto de “Ómnibus”. Se supone que los líderes deben estar junto a los suyos cuando se trata de una batalla importante. Él estaba a miles de kilómetros.


Cuando algo sale mal, un dirigente debe examinar autocríticamente las decisiones adoptadas y hacer un mea culpa. Milei hizo todo lo contrario, calificó de traidores a quienes habían votado en forma adversa y publicó sus 60 apellidos, acusó de delincuentes y de mugre a los gobernadores, despidió a funcionarios que no habían tenido participación legislativa (casos Giordano y Royón) y se dedicó a insultar por las redes a todo el mundo, como el desquiciado y loco que muy probablemente es.


Desde Israel esos insultos, con ser muy poco políticos, no fueron lo peor, que por lejos fue su alineamiento sionista con el presidente Isaac Herzog, su genocida primer ministro Benjamín Netanyahu y grupos empresariales de la elite. Apoyó la campaña de terror de Israel contra los palestinos de Gaza y Cisjordania, en particular la invasión y bombardeos en esta última, que han causado ya 28.000 de muertes civiles. Como certificación de que avala ese genocidio reiteró que moverá la embajada de Argentina de Tel Aviv a Jerusalén, una ciudad que los sionistas consideran propia pero no lo juzga así la comunidad internacional, Argentina incluida. Adelantó que declarará “organización terrorista” a Hamas, bien en línea con Netanyahu, el verdadero terrorista de esta tragedia.


En ese punto relativo a Hamas, Milei coincide con el que fue su contendiente en el balotaje, Sergio Massa, de puntos de vista pro sionistas y pro estadounidenses. Nobleza obliga, Massa y su secretario de Transporte advirtieron en esa campaña que sacar los subsidios a colectivos y trenes “iba a llevar el boleto de colectivo de $60 a $700 y el de tren de $90 a $1.100″. El de colectivo en AMBA ya está en 270 pesos (aumentó 409 por ciento en un mes) y en Córdoba en 340, que podría aumentar a 1.100 debido a que el gobierno central eliminó el Fondo Compensador del Interior. En todo el país el boleto sería de 1.000 pesos (el intendente de Neuquén lo estimó en más de 2.000), que la gente no puede pagar, con ingresos pulverizados por la inflación y caída del empleo por el comienzo de la recesión. Quedó al desnudo que “el ajuste lo hará la casta” fue una estafa y mentira monumental. Lo paga el pueblo.


Milei estuvo a sus anchas en Israel, orando en el Muro de los Lamentos, reunido con genocidas como Netanyahu, bailando y llevado en andas por sionistas. Mañana y el lunes tendrá que moderarse en Roma, en ceremonias para santificar a Mama Antula y luego conversar con el Papa, al que antes demonizaba como el representante del Maligno en la Tierra. Más allá de algún retoque diplomático, el facho libertario seguirá su curso súper reaccionario hasta que le llegue su merecido Diciembre de 2001. Las largas siestas que se duermen la CGT y la cúpula de UxP hacen que ese final se demore.


La consecuencia suele ser elogiada como una virtud, pero depende para qué. Un ejemplo patético lo dio días atrás el genocida Jorge Olivera, alias “Carnicero de San Juan”, condenado a perpetua pero con arresto domiciliario, festejando sus 50 años de casado, con la momia de Palito Ortega cantando en su casa. El genocida y el cantante son consecuentes con sus historias de mierda. Con el gobierno actual, sobre todo con Villarruel, los videlistas aspiran a que los próximos festejos sean en libertad total y en algún estadio, o en algún cuartel, ¿por qué no?



Milei feliz con el genocida Benjamin Netanyahu.

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