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Sobre la historia de los sindicatos clasistas SITRAC-SITRAM

LIBRO “EL OBRERISMO DE PASADO Y PRESENTE”

SERGIO ORTIZ. 18 de enero de 2024





UN GRAN LIBRO

Me prestaron este libro cuya primera edición fue en 2009, con prólogo de los editores Héctor Schmucler, Sebastián Malecki y Mónica Gordillo, de ediciones El Margen, publicado ese año por la Universidad Nacional de Córdoba. Este ejemplar es de la Biblioteca José María Aricó y es importante mencionar el subtítulo: “Documentos para un Dossier (no publicado) sobre SITRAC-SITRAM”, lo que a mi juicio ilustra sobre los méritos y deméritos del Dossier del ex grupo Pasado y Presente.


El mérito, enorme, es que en aquellos años ‘70 la experiencia clasista de los trabajadores de ambas fábricas de Fiat en la zona de Ferreyra, Córdoba, marcó un hito formidable en las luchas de ese tiempo y en general para la historia del movimiento obrero. Por el contenido clasista y combativa, dicha experiencia resultó muy molesta para la burocracia sindical de las 62 Organizaciones y la CGT, y también para el reformismo de centroizquierda del MUCS (orientado por el PC) y los independientes. Esos dos sindicatos fueron derrotados con la represión policial y la persecución de la dictadura militar de entonces (hasta marzo de 1971 el dictador era el general Roberto M. Levingston y lo sucedió el dictador Alejandro A. Lanusse). Entonces hubo muchos interesados en borrar de la historia gremial a SITRAC y SITRAM, hacer versiones liquidacionistas de su experiencia y anular toda mención a su programa obrero presentado el 22 de mayo de 1971 a un Plenario de Gremios Combativos convocado por la CGT cuando ya no la dirigía Elpidio Torres (burócrata del SMATA) sino Atilio López y Agustín Tosco, de la UTA y Luz y Fuerza respectivamente.


Que en aquellos años la gente intelectual de Pasado y Presente, que venía de romper con el PC y acercarse a la experiencia foquista y guevarista del EGP de Jorge Ricardo Massetti en Salta en 1963 y 1964, se interesara en la experiencia del SITRAC-SITRAM, en conocerla y divulgarla, es una actitud muy positiva. De todos modos quiero precisar dos cosas.


Una, los apuntes tomados y reportajes realizados por PyP son posteriores a la derrota de la experiencia, o sea después del 26 de octubre de 1971, Lanusse mediante, cuando la Gendarmería ocupó las plantas de Concord y Materfer, y la Policía de la Provincia hizo lo propio con los dos locales sindicales, en tanto el ministerio de Trabajo los disolvió “jurídicamente”, la empresa despidió masivamente y la policía detuvo a muchos trabajadores. O sea, lo de PYP es en los hechos un intento de balance, pero sin haber sido parte activa de la lucha de SITRAC-SITRAM mientras esta se desarrolló, entre enero de 1970 y octubre de 1971 cuando esos sindicatos fueron derrotados por el estado dictatorial y la firma monopolista italiana. Y ya se sabe que cuando se elaboran políticas y se hacen balances en tiempos de avance revolucionario se suelen cometer errores de “izquierda”, en tanto cuando es en momentos de derrota y retroceso se pueden deslizar errores de derecha y hasta de liquidacionismo. Algunos puntos de vista de PyP incurren en este segundo problema.


Por ejemplo, opinan que el programa de SITRAC-SITRAM era muy influenciado por grupos estudiantiles de izquierda y partidos políticos de la nueva izquierda (VC, PRT y PCR) que habrían “pasado por encima” a los cuerpos orgánicos de esos dos gremios. Su elaboración habría sido apurada y poco democrática. El abogado de ambos gremios, el inolvidable Alfredo “Cuqui” Curutchet, ante la pregunta respectiva, los refutó en forma precisa y contundente. Los estudiantes participaban de las luchas de SITRAC-SITRAM y también los mencionados partidos y varios más, pero los que decidían todo eran los dirigentes y delegados obreros, en sus reuniones y asambleas. Ese histórico programa fue objeto de numerosas consultas. No fue apresurada la elaboración dice Curutchet, sino sólo su redacción, porque se escribió en pocos días y en medio de mil tareas, reuniones y luchas.


Ese capítulo de la entrevista al “Cuqui”, sin fecha precisa de realización, es uno de los mejores pasajes. Preguntado: “A nivel de bases, qué es lo que encuentra un eco más inmediato, la lucha reivindicativa o la movilización política? Él contestó: “las dos cosas han corrido parejo, no se dio en el SITRAC una política separada de los procesos de la base, o un alejamiento de las necesidades concretas, inmediatas, reivindicativas de la gente, ni por el contrario se cedió en aquellos un poco economistas que podían plantear algunos sectores con militancia política, que planteaban los límites estrictos del sindicalismo, y la tarea puramente reivindicativa como la linea adecuada de un sindicato, ni tampoco los sectores más rezagados de la base que decían: no nos metamos en líos, consigamos buenos salarios y nada más. Haciendo nombres, no se aceptó los límites que querían ponerle el MUCS, los sectores trotskistas, grupos peronistas no directamente vinculados a los sectores burocráticos más jodidos que hay en Córdoba, pero en general metidos dentro de la idea de conciliación de clases del peronismo. A eso se lo desechó, se libró un debate ideológico ante la masa, se conquistó a la masa para la necesidad de un trabajo político que permitiera abrir el cauce para la obtención de una línea creciente de reivindicaciones. Ese debate profundizado llevó a crear conciencia de la necesidad de construcción del socialismo como único medio de solucionar los problemas de la clase obrera” (pág. 270).



Inolvidable abogado y militante Alfredo Curutchet



LOS LÍMITES DE PYP

La primera cosa negativa del enfoque político de PYP es que muchas de sus preguntas se derivan de ideas a priori críticas “por derecha” a esa experiencia. Creen que tuvo mucha incidencia el movimiento estudiantil revolucionario, subestimando la capacidad política de esos gremios y sus activistas. Curutchet los pone diplomáticamente en su lugar. Creen negativo que grupos guerrilleros del ERP y del peronismo ligados al PB, quieran relacionarse con la lucha en Ferreyra. Y el abogado les contesta sobre ese punto también, diciendo que los obreros en lucha no iban a ser reemplazados por la guerrilla, pero que todas las formas de lucha podían golpear contra un enemigo en común, los monopolios como la Fiat y el aparato represivo. “Se dan cuenta que la revolución la van a hacer ellos, los obreros, pero que esos muchachos (de la guerrilla) también. Hacen una cosa que ellos aplauden, pero a la hora de la verdad comprenden claramente que las masas obreras en la calle y a través de sus propias organizaciones políticas y de la clase, y en un partido que lo visualiza la gente día a día cuando te exige un Programa, esto es el Programa (de SITRAC-SITRAM). Lo exigía la gente de base, los activistas de base” (pág. 274). Cabe acotar que este programa es siempre omitido en la crónica de los programas históricos del movimiento obrero, por parte de la dirigencia peronista y reformista. Sólo incluyen La Falda (1957), Huerta Grande (1962) y la CGT de los Argentinos (1968). SITRAC-SITRAM no existió para esos sectores! Quieren borrar al clasismo!


Cuando releo esas opiniones de Alfredo Curutchet más me duele su asesinato a manos de la derecha peronista fascista, la Triple A, en Buenos Aires, en septiembre de 1974. Fue velado en el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba. Estuve allí, con otros camaradas de VC, actual PL, y fuimos detenidos los tres por la policía de Córdoba a la salida del velorio. Un error menor del libro es que afirma que “los abogados de los sindicatos (Curutchet y Martín Federico) son figuras particularmente importantes, están cerca del PCR” (pág. 112). Nada que ver. Curutchet era de izquierda, cercano al PRT y fue asesinado luego de haber ido a Catamarca a verificar para denunciar los fusilamientos de militantes del PRT-ERP tras rendirse y entregar sus armas, en un fallido intento de copar un cuartel militar con guerrilleros bajados desde Tucumán. Y Federico era peronista ligado al PB.

No se trata de un mero error de nombres. El libro de PYP le adjudica al PCR una influencia en SITRAC-SITRAM que no tuvo. Sí jugó un rol dirigente en la toma de Perdriel en mayo de 1970 y la lucha por la recuperación del SMATA en 1972 con la lista Marrón dirigida por René Salamanca, que volvió a ganar en 1974.


Volviendo a los límites del libro, PYP hace hincapié en un balance posterior a la derrota y eso demuestra que durante la lucha misma del SITRAC-SITRAM ese grupo de intelectuales de izquierda no tuvo papel alguno. Lo suyo fue una interpretación a posteriori. Con un agravante: no la publicaron en ese momento, a fines de 1971 ni en los años posteriores. ¿Por qué? ¿Por qué ese dossier no fue publicado? ¿No estaban de acuerdo políticamente? ¿No lo creían ya importante? ¿No querían caer mal a algunas corrientes políticas y sindicales afines a la burguesía? ¿La propia involución política hacia posiciones socialdemócratas de los Portantiero, Nun y de sus aliados como Beatriz Sarlo, era contradictoria con reflotar historias del clasismo y setentistas? No lo sé. Lo concreto es que en su momento no lo publicaron. Recién lo hizo la UNC en 2009.


NINGUNEOS A VANGUARDIA COMUNISTA

Dejo para el final el ninguneo a Vanguardia Comunista, actual Partido de la Liberación (PL), que tuvo una gran influencia en el SITRAC-SITRAM. Tenía participación directa por medio de camaradas como José Páez, alias “Petizo” y “Chochi” (el libro dice “Coqui”), Alfredo Torres, “Chaqueño” Giménez y otros directivos y delegados. La “Agrupación 14 de enero”, que el libro nombra, estaba orientada por VC, cosa que se omite. En la ocupación de fábrica del 14 de enero de 1971, clave en esta historia, el camarada Páez hizo la moción de continuar con la ocupación, cuando ya el secretario general de SITRAC, Carlos Masera, había aceptado el consejo del abogado Martín Federico (Cuqui estaba de vacaciones) de levantar la toma. Y la mayoría de los obreros aceptó nuestra moción. El libro no lo dice, así como desconoce que fue nuestro secretario general de VC, Roberto Cristina, quien se llegó hasta la fábrica en el momento previo a esa asamblea e, informado de cómo venía la mano por Páez, le dió la orientación de no levantar la toma y de mocionar por seguir con la misma. Y eso torció para bien esa historia.


Acotación menor y autorefencial: el 29 de diciembre de 1970 fui detenido por la policía, junto a otro camarada, Luis Baigorria, mientras volanteábamos en Concord en solidaridad con el SITRAC. Luego de allanarse la casa de mis abuelos, que di como si fuera mi domicilio, y encontrar allí unos periódicos de VC, me condenaron a dos años de cárcel en aplicación de la ley 17.401, o “Ley anticomunista”.


Es obvia la influencia de VC en el programa de SITRAC-SITRAM, que en su primer párrafo plantea convocar “a la clase obrera y demás sectores oprimidos del pueblo argentino a continuar y profundizar la lucha de liberación social y nacional” (pág. 290). Y en su capítulo del orden político nacional e internacional, plantea: “Este Frente de Liberación Social y Nacional es el instrumento apto para derrotar a las minorías reaccionarias que detentan el poder coaligados al imperialismo, instaurando mediante la lucha popular y las movilizaciones de masas un gobierno popular revolucionario dirigido por la clase obrera que pueda asegurar el cumplimiento del presente programa, concretando la revolución democrática, antimonopolista y antiimperialista, en marcha continua hacia el socialismo” (pág. 293). Su consigna de cierre es “Ni golpe ni elección, revolución”.


Ahí se nota la penetración de las ideas y militancia de VC, lo mismo que en la marcha de la que participó el SITRAC-SITRAM por la libertad a los presos políticos hacia la Cárcel de Encausados en marzo de 1971, en el plan de lucha de ese marzo que desembocó en el Ferreyrazo y el Viborazo, en el Encuentro Nacional de Trabajadores Clasistas de agosto de 1971 en el local de calle San José de Calasanz, en la labor de la secretaría de prensa del SITRAC, etc. A propósito de dicha secretaría, donde trabajaba Susana Fiorito, ella salvó los archivos del gremio y fue reporteada el 18 de agosto de 2008. Allí cuenta: “vine a Córdoba invitada por militantes de Vanguardia Comunista para colaborar con la Comisión Directiva de SITRAC en la edición de un periódico” (pág. 285). Exacto. Faltaría agregar que ella era la pareja de Andrés Rivera, notable escritor y militante por entonces de VC, que trabajaba con ella en esa tarea.


Hablando de escritores ligados a VC, en el prólogo a este libro, Sebastián Malecki habla de la relación de VC con la creación de la revista Punto de Vista, aparecida luego de la experiencia de Los Libros y de instaurada la dictadura militar videlista. Dice de VC: “uno de los partidos políticos más activos en la experiencia clasista de SITRAC-SITRAM”. También cuenta que el gran escritor Ricardo Piglia era de VC “aunque no hemos podido establecer si él tuvo alguna participación en VC antes del golpe de 1976” (pág. 59). Claro que sí, Ricardo tuvo participación en VC, del que era militante, como el novelista Rivera. Se tuvo que ir del país poco tiempo antes del golpe, en 1975, exiliándose como profesor universitario en una universidad norteamericana, en un principio. Había salvado su vida de milagro, porque cuando un comando de la Triple A subió por un ascensor hacia su departamento en Capital Federal, para secuestrarlo y asesinarlo, él bajó por otro ascensor al mismo tiempo. Así me lo contó el camarada Elías Semán, el artífice junto con Rubén Kristkausky y Abraham Hochman, de la aparición de Punto de Vista en marzo de 1978. Elías, Rubén y Abraham, así como Roberto Cristina y muchos otros camaradas de VC fueron desaparecidos en el centro de exterminio “El Vesubio” en agosto de 1978.


Recomiendo este trabajo al público en general y en especial a los militantes políticos, sindicales y culturales. Con sus potentes luces y algunas sombras, el Dossier es un esfuerzo muy valorable en su momento de PYP y luego de la UNC y los tres editores. Y son valiosos los archivos del SITRAC-SITRAM, hace años digitalizados pero en su origen, como cuenta Fiorito, eran de puro papel. Una razón más para valorar esos recortes, aún viejos y amarillos, que siguen contando historias rojas. En especial destaco el reportaje al querido Curutchet y el Programa de esos gremios, creo que de lectura obligatoria para todo militante sindical, pues es historia y también tiene muchos capítulos, no todos por supuesto, de vigencia actual.


Por caso: “Ruptura con el FMI, rechazo de las devaluaciones monetarias impuestas por los monopolios y orientación del sistema crediticio en función de los intereses de los trabajadores y de la Nación”. Es un punto súper actual en esta semicolonia capitalista dependiente que el gobierno del fascista Javier Milei quiere convertir en colonia yanqui.




Toma de fábrica en Concord.




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